Juventudes en Chile. Miradas de jóvenes que investigan
Genealogía del adultocentrismo. La constitución de un Patriarcado Adultocéntrico – 37 que permite que lo adulto sea impuesto socialmente como una categoría omnipresente en que, sin necesidad de especificación, se dan por asumidos sus sentidos. Funciona como una noción reificada, en que se cristalizaron unas significaciones sociales que aparecen como incuestionables. De igual manera, dicha condición de universal no acepta ni legitima in- terrogaciones sobre ella (Duarte, 2005b). Esto avala la despreocupación por elaborar conceptos que permitan posicionar la adultez como una categoría científica. No se estudia a quienes dominan, ni aquello que domina para tratar de comprenderle, sino que en su fuerza ideológica se instaura como una concepción magnífica. 2. El ciclo vital es reificado. Existen un conjunto de conceptos y mecanismos de análisis sostenidos en estos imaginarios, que evidencian unas nociones del ciclo vital como conjunto de etapas que todo individuo en sociedad debe vivir, de manera homogénea, delimitando ciertas tareas para alcanzar su desarrollo que se obtendría cuando se alcance la adultez. Dicho ciclo sería lineal, irreversible, con claras muestras de superioridad al llegar a la adultez respecto de la valoración de las otras etapas de la vida –niñez, juventud y adultez mayor-. La delimitación de etapas, como períodos con límites más o menos claros y con expectativas planteadas sobre lo que se espera que cada individuo logre en ellas es parte fundante de este imaginario. Los modos de asumir dichos límites y la idea de que se trata de etapas sucesivas no son debatidas ni mayormente cuestionadas, sólo el contenido que se atribuye a cada una de ellas es puesto en debate. De igual forma, este imaginario se funda en una noción del tiempo lineal y de progreso infinito, lo que es utilizado de forma mecánica para construir las nociones sobre el ciclo vital como uno que también es lineal, irreversible y debiera ser de progreso permanente. La posible explicación del ciclo vital, construida desde unas ciertas po- siciones de investigadores/as desde comienzos del siglo xx (Erikson, 1977; Hall, 1904; Piaget, 1972), sostienen el imaginario adultocéntrico, en tanto se ha reificado dicha explicación, constituyendo ella ahora el imaginario de ciclo vital que circula socialmente. Este es aceptado de forma acrítica y es asumido como una cuestión natural propia del despliegue humano. La investigación social sobre lo juvenil, ha tendido a la reproducción de este aspecto del imaginario adultocéntrico (Duarte, 2005b). 3. Las imágenes producidas constituyen un orden asimétrico que fundamenta y reproduce relaciones de dominio adultocéntrico . La fuerza estructurante que tienen los imaginarios sociales ha sido ampliamente debatida (Baeza, 2008; Cristiano, 2009; Herrera &Aravena, 2015), y en este caso se verifica a partir
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