Juventudes en Chile. Miradas de jóvenes que investigan

34 – juventudes en chile: miradas de jóvenes que investigan como una vía que se funda en otro dominio que es el patriarcado, que si bien le otor- ga estatus de adulta a la mujer, como ya indiqué, la recluye en otros modos de do- minio doméstico. Esta adultización implica el sometimiento por aceptación de las reglas obligatorias del orden social que se va construyendo, y es concebido como un ascenso, como una ganancia para quien la logra, ya que puede gozar de una posición de prestigio. Se evidencia así la existencia de un conjunto de exigencias y subordina- ciones de los varones para acceder a puestos de poder adulto. Aparece en estos agrupamientos, la segmentación por edades, que implica que desde los mundos adultos, se construyen tareas asociadas a cada tramo de edad – como las tareas para el desarrollo , según la conceptualización moderna (Krauskopf, 2004) – y que permiten la reproducción de estas lógicas adultocéntricas. Incluso se puede hipotetizar que esta división hace que se instalen relaciones de competencia entre “mayores” y “menores”, dentro de los propios grupos de personas consideradas jóvenes. En ese proceso quienes quedan en las posiciones de subordinación, experi- mentan la exclusión y el rechazo, y deberán construir estrategias para ascender pron- to en la jerarquía que se ha formado, así como protegerse estableciendo mecanismos de sometimiento funcional hacia sus propios “menores”. Es interesante relevar y vincular esta jerarquización social que aparece según gé- neros y paulatinamente según edades. En la primera dimensión, la evidencia mues- tra que se hacían distinciones entre mujeres y varones, siendo ellas las que quedaban – como ya señalé – alojadas principalmente en las cuestiones del orden doméstico y la reproducción sexual, y menormente en la producción económica; en algunos agrupamientos tuvieron un rol importante en cuestiones relacionadas con decisio- nes políticas que involucraban a todo el grupo, en otras era circunstancial y poco institucionalizado. Los varones en tanto, se ubican en la esfera de la producción, en la reproducción sexual, en la protección del grupo, y en las cuestiones de orden político que le permiten opinar y decidir en las instancias sociales. En la dimensión etaria, tanto para unas como para otros, se trataba de ganar la aprobación en sus comunidades de las personas mayores. Obtener dicho consenti- miento fue vital para asegurar su pertenencia, lo que reafirma lo señalado, sobre el escaso poder de decisión que tendrían hasta no lograr dicha aceptación. Cruzando ambas dimensiones, se evidencia que quienes postulaban a conseguir en un cier- to momento capacidad de control y decisiones eran quienes, transformándose en varones (género), adultos (generación) se fueron apropiando de la producción de excedentes y acumulando en beneficio propio y de su unidad (clase). Como se puede inferir, estos procesos no fueron necesariamente armónicos (Feixa, 1998) y las reglamentaciones que los guiaban intentaron estructurarlo ori- ginando y reproduciendo un cierto orden asimétrico que puso el control en las per- sonas adultas. En polémica con aquellas miradas que enfatizan el carácter positivo

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