Juventudes en Chile. Miradas de jóvenes que investigan
Genealogía del adultocentrismo. La constitución de un Patriarcado Adultocéntrico – 33 posible en su provecho obteniendo una esposa. Pero esta oposición no es radical, no apunta a cuestionar las instituciones sino solo a beneficiarse de ellas, y siempre es por medio de la alienación de una mujer” (Meillassoux, 1982; 117). En las sociedades primitivas sin Estado, la consideración a las personas como jóvenes está dada por la existencia de mecanismos que permiten lo que Feixa (1998) deno- mina su inclusión social . Por una parte, unos ritos que marcan un antes y un después en la trayectoria de cada individuo, aquí se observan al menos dos experiencias: una, en que el rito evidencia un paso de niñez a adultez, sin juventud, y que marcaba tanto al varón como a la mujer; y otra, en agrupamientos en los que se distinguía un período que producía una diferenciación de niñez y adultez, el cual recibía diversos tratamientos según el tipo de cultura que se trate. Por otra parte, las diversas vías, ritos y exigencias asociadas, señalaban la lle- gada o asunción de un momento del ciclo vital de responsabilidades y tareas in- dependientes de la familia o grupo de origen, en la producción económica y en la reproducción sexual; a este momento de independencia, se le ha otorgado la condición de adultez y al proceso de preparación o alistamiento para ello, la con- dición de juventud . Aquí aparece un primer aspecto crítico, pues ambos mecanismos señalados, es- tán siendo conceptualizados desde unas ciertas perspectivas contemporáneas que ajustan dichas prácticas a uno de los criterios con que, en la actualidad se concibe juventud –tiempo de preparación a la adultez – y posicionan los ritos de paso como los que marcarían dicha preparación. Si todo esto es lo que permitiría la señalada inclusión de estos individuos en sus sociedades, la pregunta es por qué desde su ges- tación y nacimiento no estaban ya incluidos , toda vez que en la mayoría de los casos su participación en las tareas productivas era importante, aunque fuera en carácter de ayudantes de las y los mayores. Como he señalado, esta interpretación del rito, como ingreso al mundo adulto, permite plantearse interrogantes respecto de si ese era su carácter, que se asemeja mucho a los imaginarios contemporáneos del ciclo vital. Quizás podría plantearse más como un rito que abría las posibilidades para ha- cerse parte activa de los procesos de reproducción del grupo, sin necesariamente ser asociado a una cierta condición de adultez o de juventud. 3.6. La condición de adultez para el ejercicio del dominio Lo que estas nacientes sociedades van promoviendo es la creciente adultización del niño varón y por subsidiariedad de la niña mujer. El modo de resolver la tensión adultocéntrica del varón ha sido pasando a constituirse en adulto, no es transfor- mando las estructuras de dominio; para ello, el matrimonio heterosexual aparece
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