Juventudes en Chile. Miradas de jóvenes que investigan

El consumo simbólico en personas jóvenes y su pertenencia a los grupos de status – 297 sensación de que aún continúan gozando de moratoria vital y que formar una fami- lia significaría el fin a los planes de desarrollo personal. La vitalidad del cuerpo les motiva a continuar el retraso de las responsabilidades sociales erigiéndose como un privilegio difícil de cortar por cuenta propia. Aún más, se persiste en la necesidad de continuar estudiando, lo que a su vez, impacta directa- mente en el posicionamiento de clase. La constante tensión se refleja también en las diferentes estrategias que se usan para proyectar una identidad perteneciente a los estratos medios, pero que se ex- plican siempre por el origen. Hay un esfuerzo en lograr una imagen, lo que va de la mano con la necesidad de hacer patente una pertenencia, que necesita ser reafirmada constantemente. Así, podemos interpretar que para los y las jóvenes el factor pri- mordial que explica la superación no es sólo cultural, sino también social. El esfuer- zo se orienta a conocer y dominar la cultura de clase media, la cual resulta ajena a las clases populares, y por ende a los padres y a la familia nuclear. Las distintas maneras de consolidar la pertenencia a las clases medias se lleva a cabo por medio de distintas tácticas, las cuales impactan en la vida diaria de los y las jóvenes. El desplazamiento como forma de imponer distancia, tanto a nivel local- comunal como a nivel regional-internacional tiene por fin hacer real una oportuni- dad que no poseen las personas de los estratos marginales: educarse y gastar dinero en viajar. Por tanto, el traslado se constituye como una experiencia diferenciadora y que marca una posición de clase que marca potentemente la diferencia con el mun- do popular. La especialización académica, por su parte, y el consecuente perfeccio- namiento laboral, se constituyen como último argumento del reposicionamiento social y como forma de hacerse parte de la clase media, a través la pertenencia a una comunidad intelectual y cultural. Podemos encontrar además otras dimensiones que acaban generando dilemas. Los y las jóvenes presentan inquietudes que les lleva a preguntarse porqué actúan de cierto modo o porqué persiguen ciertos objetivos, transparentando una confusión en lo relativo a las metas que buscan conseguir a largo plazo para sus vidas. La toma de decisiones éticas, morales y emocionales se debaten constantemente entre la ob- tención de privilegios a los que no están habituados y la sensación de merecerlos, aunque los viven con cierta aprensión. Además, se enfrentan de manera constante a la diferencia entre las estructuras de sentido que tienen los padres y las nuevas formas simbólicas de la clase media, que les hacen disfrutar y ser parte de prácticas que no siempre pueden congeniarse por completo. El pivote que significa compartir ambos mundos, incluso al mismo tiempo, es también una dificultad para los y las jóvenes, que les lleva a sobreponer su juicio por sobre el de sus padres, en la interesante inversión de roles que ya pre- sentamos.

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