Juventudes en Chile. Miradas de jóvenes que investigan

296 – juventudes en chile: miradas de jóvenes que investigan atravesado o planean atravesar. Han transitado desde comunas marginales hacia un estrato socioeconómico distinto, en el cual sus miembros presentan pertenencias de clase media. La cualidad de dichos grupos medios está caracterizada no sólo por poseer cierta solvencia económica sino más bien por un importante capital cultural heredado de manera familiar. A pesar de que los y las jóvenes se identifican en la actualidad con la clase me- dia – lo que les lleva a concretar la movilidad territorial hacia comunas del centro oriente de la capital –, están al tanto de que su identidad es híbrida. Sus proyectos y ambiciones ya no encajan con aquellas que son propias de las clases populares. Sus planes apuntan a concretar metas de tipo cultural, las que se explican en un esfuer- zo general por “superarse” social y personalmente, buscando un lugar en el plano laboral y social que resulta ser diferente del que ocupaban antes en la escala social, cuando eran parte de su familia nuclear. Así mismo, tienen presente que tampoco se sienten a gusto entre la burguesía más acomodada, cuya estabilidad económica consta de un capital heredado de manera familiar por largo tiempo y que excluye el mérito personal como forma de posicionamiento social. Podemos observar en los relatos de las y los jóvenes el cambio de la sociedad chilena postdictadura y del retorno de la democracia, a través de la generación de un sistema –que si bien siguió siendo capitalista–, generó una serie de condiciones mínimas que permitieron a las personas jóvenes de clases populares acceder a la edu- cación superior gracias a sus esfuerzos y de esta forma, convertirse en profesionales de primera generación universitaria. El consumo, por su parte, se constituye como una herramienta postdictatorial que impulsa a la sociedad en general a definirse por lo que compra, como bien lo ha graficado Tomás Moulian (1997). Los y las jóvenes aprovechan esta táctica como un método de proyectar cualidades simbólicas y estéticas frente a los demás. Lo que las establece como estéticas no es necesariamente el producto físico en sí o su precio, sino más bien, las experiencias que pueden instituirse como culturales. Esta dinámi- ca tiene relación con la proclamación de una “nueva clase media”, de corte más culto y no sólo con cierto poder adquisitivo. Los y las jóvenes de primera generación universitaria del tiempo actual no en- cajan con el perfil de los estratos medios tradicionales, caracterizados por familias de empleados públicos y profesiones liberales. Es más, de acuerdo con el concepto acuñado por Margulis y Urresti (1996), los y las jóvenes no buscan la formación de una familia, sino más bien continúan retrasando el momento de tener hijos e hijas, y así continuar dilatando su moratoria social por tiempo indefinido, a pesar de man- tener trabajos altamente remunerados. Sus salarios les permiten vivir como si fueran jóvenes sin responsabilidades adultas. Buscan seguir siendo jóvenes, basándose en la

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