Juventudes en Chile. Miradas de jóvenes que investigan
El consumo simbólico en personas jóvenes y su pertenencia a los grupos de status – 285 Si consideramos la moratoria vital, podemos encontrar a muchas personas que cumplen con tal situación, pero no a todas ellas se les permite la moratoria social. Podemos decir que la moratoria social resulta posible tradicionalmente sólo a las personas jóvenes que son parte de un estrato social en el que la familia cuenta con los recursos suficientes para solventar el retraso de las exigencias de la vida adulta y además, de ofrecer las condiciones para la preparación de los y las jóvenes para esa vida adulta, esto es, su perfeccionamiento académico y/o profesional. Tanto para quienes pueden acceder a la moratoria social como aquellos y aque- llas que no pueden acceder a ella, acaban por convencerse de que la juventud no sólo debe experimentarse, sino también debe hacerse visible. En palabras de Beatriz Sar- lo: “la juventud se presenta en escena en la cultura actual, privilegiando un aspecto imaginario y representativo: la juventud no aparece ‘como una edad sino como una estética de la vida cotidiana’” (Margulis y Urresti, 1996:2). La apariencia cumple el rol de dar cuenta de este estado de moratoria, a través de objetos, de la vestimenta y del consumo de experiencias; indicadores del aplaza- miento y de la consecuente libertad para realizar proyectos personales. Los artícu- los, los indicadores de experiencias, todo lo que se elija como parte del conjunto de signos de los cuales se rodean las personas, dice algo de su subjetividad y del cómo entienden su posición en la sociedad y su identidad. Cada artículo consumido, cada experiencia vivida puede convertirse en un ele- mento capaz de evocar una idea, y hacer extensiva dicha imagen a su poseedor o poseedora (Bauer, 2002). El consumo permite a la vez un acto de autoevocación, puesto que el objeto, la experiencia, la prenda, fue elegida por sobre otras, hacién- dose patente en ella la experiencia de la subjetividad. La elección del artículo o de la vivencia expresa un valor cuya significación lo hace más valioso frente a otros obje- tos o experiencias que podrían cumplir la misma función (Barthes, 1990). Podemos citar, por ejemplo: “A mí me parecía asqueroso el sushi antes. […] Yo creo que le he agarrado el gusto, un gusto adquirido. Siempre me pareció nada más fome que comer arroz helado con pescado crudo… Crudo más encima, la hueá antihigiénica. A mí me gustan las comidas calientes en general. Pero claro, así comer sushi así como que uno le agarra el gusto”. (Víctor, 27 años, Magíster en Sociología). “Los productos que compro son vino, cervezas, queso. Y yo también me doy cuen- ta que hay un cambio de consumo, porque el primer año compraba muchas más verduras, pero probablemente son productos más sofisticados”. (Catalina, 31 años, Doctora © en Políticas Públicas).
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