Juventudes en Chile. Miradas de jóvenes que investigan

Jóvenes y cotidianidad: consumo, infracción, ocio y tiempo libre – 255 de lo juvenil, haciendo mención a una epistemología de lo juvenil, que implica la exigencia de mirar a los jóvenes desde la diversidad, comprendiendo lo heterogéneos que pueden ser y son estos grupos sociales. (Duarte, 2000). Es de suma importancia reconocer que el mundo juvenil posee una multidimen- sionalidad y desde aquí resulta pertinente la reflexión realizada por Touraine (1999), en la que se hace alusión a dos imágenes que posee Chile de su juventud. Por un lado, la juventud como instrumento de modernización, y por otro, como elemento marginal y peligroso. Lo anterior da cuenta de dos tipos de juventudes: una corres- pondiente a aquel estrato social capaz de generar cambios y reivindicaciones, si fuese necesario, y otra más bien marginal, imposibilitada de integrarse socialmente. En la segunda es donde encontramos a las y los jóvenes que son parte de este estudio, juventud que ha sido marginada, vulnerada en sus derechos, excluida de la partici- pación social, limitando el ejercicio pleno de ciudadanía, por el simple hecho de no ser lo que la sociedad espera que sean, por no formar parte del grupo funcional que esta sociedad necesita para replicar las prácticas de dominación patriarcal existentes. (Bourdieu, 1998). Mirar a las y los jóvenes valorándolos por lo que son y no por lo que hacen o por lo que serán; considerando a sujetos como parte de una comunidad pero sujetos únicos e irrepetibles; diferentes, diversos, plurales, apelando a lo que está en permanente movimiento y eso implica diversidad infinita. Junto a ello no dejar de verlos en su ambiente, y en los diversos ambientes en los que se mueven. 1.2. Vida Cotidiana, Ocio y tiempo libre La vida cotidiana es la medida de todas las cosas: de las relaciones humanas, del uso del tiempo vivido, del trabajo y del tiempo libre (Keilhoffner, 2004). La vida cotidiana no es estática, no es una sola, ya que al estar en una constante relación, va a depender de los vínculos que se establezcan con los otros y con el mundo, las percep- ciones y significados que el sujeto le atribuye. Podemos entender la vida cotidiana como la “manifestación de un conjunto multitudinario de hechos, de actos, de objetos, relaciones y actividades que se nos presentan de forma dramática ” (Pichon Riviere, 1985, p.13) dicho de otro modo, en acción, donde todos ellos forman parte de una organización social establecida por la relación entre necesidades y metas. La vida cotidiana, tal como lo plantea Heller (1972), es el espacio de participa- ción del ser humano involucrando todos los elementos inmersos en su personalidad . Es en la vida cotidiana donde se manifiestan todas las habilidades, capacidades y sentidos, pasiones, sentimientos, ideas e ideologías del ser humano. De este modo cada individuo participa en el mundo desde la diversidad que implica participar en la cotidianidad con lo que a cada uno es y quiere ser. Sin embargo esta heteroge- neidad está estructurada en función de ciertos elementos que constituyen la vida cotidiana, como la organización del trabajo y la vida privada, el descanso, las distrac-

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