Juventudes en Chile. Miradas de jóvenes que investigan

246 – juventudes en chile: miradas de jóvenes que investigan juventudes puedan igualmente expresar sus potencialidades en convivencia con los mundos adultos. De lo anterior, resulta indispensable la creación de diálogos intergeneracionales que permitan la comprensión entre ambos mundos; entendiendo que las contradic- ciones antes mencionadas responden también a la manifestación de una lucha de roles asignados y asumidos socialmente de forma incuestionable (Duarte, 2006), y no solamente a un problema entre adultos y jóvenes. “Pretender, entonces, que la solución pase por el “abuenamiento” de las relaciones entre jóvenes y adultos, es no considerar el carácter estructural-histórico a que res- ponden. En ese sentido, el diálogo y entendimiento entre adultos y jóvenes es indis- pensable para que, reconociéndonos víctimas de esta dominación y exclusión, bus- quemos transformar esta imposición social, que a la vez precisa del cuestionamiento en perspectiva de liberación de las estructuras y formas de las relaciones sociales.” (Duarte, 2006, p. 17) Según Duarte (2011), para ahondar en relaciones equitativas entre generaciones que estén basadas en el respeto y la colaboración, es necesaria una cooperancia intergene- racional . Así, el mismo autor propone “una vuelta a la experiencia” como dispositivo para generar diálogos entre las generaciones. En nuestro caso, podemos entender esto como la propuesta de volver a la experiencia de las ocupaciones, o volver a la experiencia de las distintas prácticas organizativas que los jóvenes realizan en sus es- pacios, desde un diálogo que permita a las juventudes exponer sus anhelos y motiva- ciones y también, donde los adultos presenten sus opiniones y perspectivas respecto a las acciones juveniles. En suma, las actividades emprendidas por los estudiantes, constituyen prác- ticas emancipatorias que enriquecen el quehacer de otras luchas latinoamericanas que resisten al actual modelo político, económico y social, a través de formas de organización y vínculos comunitarios y de procesos de autoeducación. Asimismo, demuestran al resto de la sociedad que otras maneras de gestionar y participar de los asuntos en común, son posibles. A su vez, la experiencia de las tomas, representa aprendizajes y continuidades de distintas luchas en la historia del país como han sido diferentes procesos populares de autoeducación (González, 2006), la partici- pación juvenil en grupos y colectivos político- culturales (González, 2008; Muñoz, 2010) y las movilizaciones de estudiantes secundarios desde el 2001 (Agacino, 2011). Si bien el caso que estudiamos remite a acciones en el contexto de una coyuntu- ra política (la movilización estudiantil), los jóvenes hoy en día continúan organizán- dose en torno a las problemáticas y demandas educativas que no han sido resueltas, pero también alrededor de distintas temáticas políticas y culturales en sus escuelas y

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