Juventudes en Chile. Miradas de jóvenes que investigan

244 – juventudes en chile: miradas de jóvenes que investigan “(…) el 2011 para mí fue una, una experiencia hermosa. Yo el participar, el salir a mar- char, bueno mi primera marcha masiva fue, ahí. Yo era, donde yo veía a mis propios compañeros que anteriormente yo los veía en una clase preocupados de las notas, ahora los veía en la calle gritando por una educación.” (Antonio, liceo emblemático) A pesar de que estos jóvenes pertenecen a una generación que nació y creció en democracia, donde el miedo a la represión es menor que aquellos que nacieron y crecieron en tiempos de la dictadura (Foladori, 2010); mencionan que otro apren- dizaje recuperado fue el haber perdido el miedo a criticar a la autoridad. En este último sentido las acciones de las y los jóvenes fueron también un ejemplo de perder el miedo para el resto de la ciudadanía; el movilizarse y realizar propuestas respecto al tema educativo; constituyó un llamado a la población para organizarse y tener una participación directa en la búsqueda de soluciones de problemáticas de cada sector. Igualmente, fue un llamado para articular distintas luchas en contra de los efectos del sistema político y económico instaurado durante la dictadura. “(…) la ganancia que tuvo la movilización del 2011 fue hacer el gran aporte a la so- ciedad de que: “señora, señor, usted para atenderse en el consultorio llega a las ocho de la mañana y lo atienden a las ocho de la noche, haga algo, salga a la calle, proteste, eh, pierda el miedo, pierda el miedo, nosotros somos niños.” Nosotros todos éramos niños, la mayoría de los que estaban en la calle eran menores de edad (…) Entonces, todos eran menores de edad y claramente en su infantilismo igual, pero que tenía un hermoso sentir detrás, le hacía decir a la sociedad chilena: “vecino, vecina, papá, mamá, trabajador, trabajadora, salga a la calle, proteste, porque ya se nos acabó el miedo, ya no podemos seguir aguantando más.” (Manuel, liceo periférico) Conclusiones Las tomas de los liceos y la participación de las y los estudiantes secundarios en ellas, constituyeron una práctica emancipatoria y un espacio que posibilitó la creación de vínculos comunitarios a través de una forma comunitaria de hacer política y de rela- ciones sociales de compañerismo y solidaridad. Siguiendo a Deleuze (en Colectivo Situaciones, 2001, p. 38), “la emancipación consiste en producir la resistencia como creación : el ejercicio de una producción contracultural , de una subjetividad alternati- va, de nuevas imágenes del deseo y de la felicidad, en fin, de nuevos modos de vida .” A partir de esta experiencia destacamos el protagonismo político de las juven- tudes. Lo anterior es importante considerando los efectos de la matriz cultural adul- tocéntrica (Duarte, 2000) donde las acciones de resistencia emprendidas por los

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