Juventudes en Chile. Miradas de jóvenes que investigan

Juventudes en movimiento: Construcción de vínculos comunitarios – 241 No obstante, es necesario mencionar que también desde el mundo adulto, diferen- tes personas se acercaron tratando de comprender a los jóvenes desde sus propias lógicas y no meramente desde una visión adultocéntrica; donde lo adulto es situado como punto de referencia para el mundo juvenil; construyendo un sistema de rela- ciones sociales asimétricas entre lo adulto (visto como lo positivo) y lo joven (como algo negativo) (Duarte, 2000). Asimismo, los estudiantes refirieron tener relaciones de mayor cooperación, confianza y compañerismo con los jóvenes. No obstante, cabe distinguir que los mundos juveniles no son unitarios (Duarte, 2000), ya que las diferencias de edad entre los jóvenes, el nivel de escolaridad dentro de los mismos estudiantes secunda- rios, el colegio al que se asisten, la comuna donde viven, entre otros; son diversos ele- mentos que evidencian las contradicciones y conflictos que pueden surgir también en los mundos juveniles. Sin embargo, a pesar de estas distinciones, los estudiantes que entrevistamos coinciden en que hubo una mejor relación entre los jóvenes. De esta manera, las tomas constituyeron una experiencia donde los estudiantes produjeron -desde las distintas posiciones que ocuparon- sus formas de relacionarse y organizarse con otros; en un tema donde estaban siendo también afectados por un problema más amplio, que era en este caso la problemática en el sistema educativo chileno. Así, hablamos de una potencia, puesta en marcha por los jóvenes desplega- da a partir de las relaciones que establecieron entre sí y con otros al encontrarse en movimiento. En este sentido, Negri (en Zibechi, 2008) sostiene que la potencia se forma en el dolor, podemos agregar también que se forma en la indignación y en el descontento de situaciones sociales que son consideradas como injustas. En este sentido, respecto a la recuperación de la dimensión afectiva en la partici- pación de los estudiantes, consideramos que los jóvenes generaron vínculos comuni- tarios en la forma de relacionarse con los otros. Así, fueron tejiendo lazos a partir de las necesidades que surgieron en la movilización; como lo señalan Fernández et. al. (2011), estos vínculos no eran la repetición de otros existentes en un nuevo espacio, sino la creación de los mismos a partir de la situación que estaban viviendo. Por lo tanto, recuperar la dimensión afectiva en este proceso nos permitió en- tender la creación de vínculos de fraternidad, amistad, hermandad y solidaridad, que a decir de los mismos estudiantes, sólo pudieron darse en una situación como ésta. De lo anterior, creemos que este tipo de experiencias son significativas para las y los jóvenes, ya que son espacios de encuentro que remiten a vivencias comunes y a acciones encaminadas a trabajar con y por los otros; siendo procesos que trascienden la tendencia actual hacia el individualismo. “O sea, había mucha heterogeneidad adentro po, o sea compañeros con, con cos- tumbres muy diferentes que de un día pa´ otro pasamos a vivir todos juntos, a vivir.

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