Juventudes en Chile. Miradas de jóvenes que investigan
228 – juventudes en chile: miradas de jóvenes que investigan convocar a sujetos diversos, hay otras facciones más ambiciosas que demuestra un claro interés por la posibilidad de crear un movimiento social autónomo, como el caso español donde los okupas se constituyen como un actor colectivo que expone demandas particulares. En nuestro contexto esta última posibilidad se ve lejana, debido a que el trabajo está circunscrito a su entorno inmediato y a la gestión de espacios que tienen un ra- dio de alcance limitado; no se ha avanzado aún en la construcción de alternativas de autogestión que vayan más allá del espacio de las casas y que convoquen a un núme- ro mayor de personas, como ocurre en otros países donde hay una amplia gama de necesidades que se cubren por este medio, a modo de ejemplo podemos mencionar la existencia de escuelas autogestionadas; el apoyo en la recuperación de empresas que se transforman en una alternativa económica; la gestión de espacios recuperados como el caso del Hotel Bauen en Buenos Aires; la creación de imprentas autogestio- nadas para la producción de material libertario; entre otras instancias. En función de esta realidad es que consideramos que aún no existe la articu- lación necesaria entre las casas okupas y la comunidad que nos permita analizarlas como un movimiento social autónomo que impulse demandas específicas. Nuestra apreciación es que la irrupción de los okupas en el espacio público está vinculada con la emergencia y subsidencia en distintos movimientos. En la actualidad, la falta de visibilidad pública y su concentración en el trabajo de base dificultan su definición como movimiento social –en el sentido tradicional del término-, pues su articulación y composición dista de la imagen de los gran- des movimientos sociales contemporáneos que defienden causas transversales y que cuentan con altos niveles de convocatoria. En este sentido, el término reduce el aná- lisis a un campo de acción limitado, que lo circunscribe a la emergencia pública, algo que como hemos dicho anteriormente no es el fin último de la okupación. Esto nos invita a indagar sobre la existencia de otro tipo de denominaciones teó- ricas para caracterizar a los grupos que despliegan estrategias de resistencia distintas. Proponemos para este caso utilizar el concepto de “conjuntos de acción” debido a que no son delimitados como los movimientos sociales por sus componentes o por sus temáticas, sino que además se pone el acento en: El análisis interno de sus vínculos, de sus confianzas y de la densidad de sus relacio- nes. Y también las relaciones entre conjuntos en sus procesos, dando cuenta de todas las estrategias en juego en cada contexto completo de una problemática determina- da (Villasante y Gutiérrez, 2006, p.13). La construcción de conjuntos de acción es el fruto de los aprendizajes adquiridos en la subsidencia y en el trabajo cotidiano, demuestra que existen innumerables formas
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