Juventudes en Chile. Miradas de jóvenes que investigan
222 – juventudes en chile: miradas de jóvenes que investigan cuestionaron el modelo de mercado aplicado al sistema educativo, exigiendo al Es- tado una mejor calidad e igualdad de oportunidades de acceso. Pero no solo los jóvenes se han tomado las calles para exigir derechos, la apertura del espacio público como escenario de manifestación fue adoptado por la ciudada- nía para rechazar decisiones gubernamentales, como por ejemplo, las movilizacio- nes contra el proyecto Hidroaysen en el año 2011. Durante los años posteriores se sumaron nuevas movilizaciones derivadas de problemas ambientales, energéticos y educativos, éste último continúa siendo un conflicto abierto. Estos movimientos están constituidos por una gran diversidad de actores socia- les que abarcan desde manifestaciones organizadas hasta expresiones espontáneas. Todos los medios son válidos para expresar su descontento, logrando convocar a miles de personas en torno a la lucha por alcanzar reivindicaciones sociales transver- sales. Entre la diversidad de actores involucrados encontramos a los okupas, quienes jugaron un papel activo, tanto desde la calle como desde la apertura de espacios, cumpliendo una importante función articuladora al poner sus casas a disposición de otros grupos para realizar reuniones informativas y generar debates abiertos en torno a temas de interés. ¿Qué motiva a los okupas a vincularse con este tipo de movimientos? La res- puesta apunta al trasfondo del conflicto. En primer lugar, existe empatía con los objetivos coyunturales que empujaron la emergencia del movimiento social. En se- gundo lugar, está aquello que subyace a todos estos conflictos: el malestar por la imposición de una economía de mercado que está inmersa en todos los ámbitos de la vida cotidiana. “(…) Porque además de la solidaridad con el tema estudiantil, es una ocasión donde se reúne la masa y en donde se expresan el descontento que se tiene de esta sociedad donde todo está mercantilizado. Es un espacio concreto de expresión contra el or- den establecido” (Dante, 30 años). La emergencia es el escenario escogido para expresar su malestar unido al grito de otras organizaciones. La subsidencia es el momento para trabajar en la consolida- ción de su proyecto colectivo y fortalecer las redes de apoyo. En este segundo espa- cio es donde está el trabajo más fuerte, el día a día, en la construcción de un mensaje a través de una forma de vida. De este modo, proponemos observar la okupación como un nodo que se co- necta y desconecta permanentemente de movimientos sociales más amplios, permi- tiéndoles la libertad de intervenir en diversos ámbitos. Son una importante fuerza de apoyo que aporta no solo capital humano, sino también espacios de articulación y debate.
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