Juventudes en Chile. Miradas de jóvenes que investigan
El futuro es hoy: perspectivas para el análisis de la okupación en chile – 217 periodo derivará en la ruptura con el paradigma de la izquierda tradicional con el que ya no se sienten identificados. Las okupas son un grupo heterogéneo en el que conviven hombres y mujeres de distintas edades, grupos sociales y con niveles educativos diversos. Muchos de ellos son jóvenes que han descubierto en la okupación un lugar donde vivir, pero también una oportunidad de construir un espacio diferente, con sus propias normas. En el caso de optar por un uso habitacional, será un lugar tranquilo, sin mucha interac- ción con el entorno; en cambio, si se escoge la creación de un centro social, signi- ficará que después de ser acondicionado se convertirá en un espacio abierto para el desarrollo de múltiples formas de expresión. En el proceso de afianzamiento de las casas se observa la construcción de una identidad que tiene como principal característica la creación de una contracultu- ra que tiene como base el cuestionamiento a la hegemonía vigente, mostrando un manifiesto rechazo a los liderazgos autoritarios, a la rigidez de las normas sociales y a un sistema económico que genera exclusión. Como propuesta busca invertir los principios básicos de la cultura dominante: “Okupar no es un fin en sí mismo, es el medio mediante el cual se puede iniciar la construcción de un proyecto, la okupación se concretiza como el sueño de inventar una vida no condicionada por las normas imperantes en el resto de la sociedad, la okupación, implica, por lo tanto, una reinvención de los patrones culturales, sexua- les, económicos, afectivos (…) se convierte, pues, en un proyecto de vida. Las oku- paciones recuperan el concepto libertario de la autogestión de los recursos y del trabajo, y cuestiona no sólo la especulación inmobiliaria, sino incluso la noción de trabajo: trabajar para vivir y no vivir para trabajar” (Costa, 2004, p. 118). El invertir los valores tradicionales es una de las principales características de la con- tracultura, la que se puede observar no solo en las formas de convivencia cotidiana, sino también a través de sus acciones y producciones culturales como: panfletos, fanzines o graffitis en los que constantemente cuestionan las relaciones de poder y el orden social. Estas acciones buscan tergiversar los significados de los símbolos culturales llenándolos de contenidos discordantes con el objeto de sembrar la duda y el cuestionamiento en los receptores. Una de sus herramientas más prácticas ha sido manifestar su inconformidad a través de mensajes creativos: “cuando vivir es un lujo, okupar es un derecho”; “casa okupada, casa encantada” (Roszak, 1984, p.184). En definitiva, la contracultura que propone la okupación consiste en la necesi- dad de desmitificar las viejas certezas dogmáticas y demostrar desde la práctica que es posible conquistar espacios de libertad, donde a través de la autogestión se puede conseguir lo necesario para vivir sin necesidad de intercambiar dinero y donde es
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