Juventudes en Chile. Miradas de jóvenes que investigan

212 – juventudes en chile: miradas de jóvenes que investigan de la clase política en su conjunto, pero relevan la importancia de la participación política y electoral juvenil; destacan la participación efectiva de los y las jóvenes en actividades e instancias sociales, comunitarias y culturales; y legitiman el recurso de la movilización social como la única manera que tendrían los y las jóvenes de visibi- lizar ante el resto de la sociedad las problemáticas que les aquejan. También es posible constatar un profundo quiebre entre una elite política adul- ta que se desenvuelve en las esferas institucionales del poder y se encarga de admi- nistrar un modelo de sociedad que aparece como incuestionable y unos mundos juveniles sumamente críticos y ajenos a la política partidaria, aunque igualmente interesados en el acontecer sociopolítico de los territorios en que habitan cotidia- namente, sobre todo en alcanzar aquello que consideran útil para su desarrollo y bienestar personal. Esta búsqueda por la “autorrealización autónoma” hace que la calidad de la educación adquiera tanta relevancia y transforma el tema de la igualdad efectiva de oportunidades en una demanda central de los y las jóvenes (Rojas, 2006). En este sentido, resulta interesante destacar que los y las jóvenes parten de la premisa que toda persona tiene derecho a ser escuchada por los demás, y sobre todo por las autoridades electas popularmente, ya que uno de sus deberes centrales sería atender las demandas que emanan desde la ciudadanía. Sin embargo, perciben que esto no sucedería en la práctica, pues existiría una tendencia instalada en el mundo político-adulto a denostar o subvalorar las propuestas e ideas que elaboran los y las jóvenes, ya sea porque se les considera inmaduros o se visten diferente; es decir, plan- tean que sus argumentos son rechazados en base a criterios formales e incluso estéti- cos, y no sustantivos o referidos al contenido de los mismos. En definitiva, conciben esta situación como una discriminación en su contra por el hecho mismo de ser jóvenes, lo cual remite a la vigencia en nuestra sociedad de una matriz adultocéntrica que “sitúa al grupo social joven, sus producciones y reproducciones, como carentes, peligrosos, e incluso los invisibiliza sacándolos de las circunstancias presentes y resi- tuándolos en el futuro inexistente” (Duarte, 2001, p. 23). Finalmente, quisiera reflexionar en torno a dos temas entrecruzados que emergieron durante mí investigación y que pueden dar pie a futuras indagaciones: por una parte, la centralidad que adquiere estudiar los procesos de socialización po- lítica que los y las jóvenes están desarrollando actualmente en nuestra sociedad y, por otra, la riqueza analítica que le otorga a los estudios sobre juventudes la utiliza- ción de una perspectiva generacional, pues permite introducir una mirada diacróni- ca e histórica (Duarte, 2001). En relación con el concepto de socialización política, puede afirmarse que designa el proceso a través del cual un sujeto joven transforma sus primeras experiencias y vivencias políticas en las representaciones y disposiciones que le servirán de referencia en su accionar político. Esto se corresponde con una de las ideas elaboradas por Mannheim al abordar el tema de las generaciones, pues

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