Juventudes en Chile. Miradas de jóvenes que investigan

20 – juventudes en chile: miradas de jóvenes que investigan En estas hordas primitivas, había equilibrio entre producción y reproducción, lo que implicaba la necesidad de hombres y mujeres para el grupo; no se interesaban por la posteridad, no tenían adherencia a ningún territorio ni estabilidad y la maternidad era concebida como una función natural. Otro elemento que se suma a esta división original es el desconocimiento, en algunos casos incerteza, de la incidencia de los varones en el proceso reproductivo, lo que implicó en que se le asumiera como responsabilidad propia de la mujer. “En las hordas de cazadores, donde predominan los problemas de pertenencia y de acoplamiento, poco preocupadas de las necesidades de la reproducción a largo tér- mino, las mujeres son más buscadas como compañeras que como reproductoras” (Meillassoux, 1982; 110). En ese proceso la mujer y sus capacidades procreadoras tenían una valencia social, en la medida que su aporte en la reproducción era parte de un misterio no resuelto (De Beauvoir, 1987; Lerner, 1986). Uno de los aspectos que da cuenta de estas relaciones, y en particular del rol y posición de la mujer en esta época, es la amplia producción de expresiones míticas que muestran a la mujer como una sujeta de importancia para el grupo. La simbología producida evidencia una alta valoración y aprecio por la repro- ducción de la vida y se observan asociaciones de dicho proceso con la reproducción proveniente de la tierra. En diversos pueblos originarios, también en América Latina, se habla de la madre tierra para significar ese estrecho vínculo (Armstrong, 2005). Habrían existido relaciones sexuales definidas por la poligamia como modo de organización de dicho ámbito de los vínculos sociales; así, la matrilinealidad y la ma- trilocalidad, eran los modos de estructuración de los lazos de parentesco (Lévi-Strauss, 1969; Meillassoux, 1982). En estas experiencias humanas, no habría existido un deseo de acumulación de exce- dentes productivos ni de apropiación de otros, ya que se tomaba de la naturaleza lo que se necesitaba para asegurar la sobrevivencia, y en épocas difíciles, se recurría a la muerte premeditada de niños y niñas como modo de regulación del acceso a dichos bienes. En la medida que el varón se libera de la naturaleza como causa exclusiva de la vida otorgada por el medio ambiente, y se apropia de la transformación de esa naturaleza con el trabajo de la tierra, comienza ejercer dominio sobre aquello que le asegura la reproducción: la naturaleza y las mujeres (De Beauvoir, 1987). Los factores que inciden en este cambio son de diverso tipo y los considero de modo sinérgico en el análisis, es decir en estrecha vinculación y mutua implicancia; por ello la siguiente explicación sólo intenta ser clara, pero no pretende establecer cau- salidades entre uno y otro factor. Diversos estudios evidencian que en el paso del Paleolítico al Neolítico, de la es-

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