Juventudes en Chile. Miradas de jóvenes que investigan
Generación postpinochetista: estudiantes secundarios/as y cultura política – 207 lismo del sistema político, dado que quienes están inscritos tendrían una opción política clara y difícil de modificar; en otras palabras, se trataría de un “voto duro”: “Cabe recalcar que la gran mayoría de las personas que votan, desde hace un tiempo, son las mismas personas que estuvieron para el plebiscito del 80’ y que vieron el golpe militar. Entonces por lo mismo al llegar las mismas personas a votar, no creo que haya un cambio, por eso los jóvenes deberían incentivarse e inscribirse en los registros electorales” (Grupo de discusión de estudiantes de tercero y cuarto medio, Liceo Particular Subvencionado Científico Humanista). En este sentido, varios jóvenes conciben como un problema que la mayoría de sus pares no estén inscritos, y realizan tanto una crítica generacional como una suerte de convocatoria a que los y las jóvenes se inscriban en los registros electorales, ya que si votaran podrían hacer una transformación en el escenario político nacional. Incluso hay quienes establecen una analogía histórica entre la situación política actual y la existente a fines de la década del ochenta, enfatizando que en aquel entonces un im- portante contingente de jóvenes participó del plebiscito, contribuyendo por medio de su voto a terminar con la dictadura militar: “Igual nosotras tenemos que tratar de cambiar las cosas, porque por ejemplo en el plebiscito del 88 el 95% de los jóvenes que podían votar, votaron; y en ese régimen había claramente una corrupción, estábamos en una dictadura, y ellos quisieron cambiar las cosas y votaron; entonces si ahora está tan mal el sistema, solamen- te el 30% de los jóvenes están inscritos, entonces qué pasa, si encontramos tan malas las cosas por qué no hacemos los mismo que pasó hace veinte años atrás, nos inscribimos y cambiamos lo que queremos cambiar” (Grupo de discusión de estudiantes de tercero y cuarto medio, Liceo Particular Subvencionado Científico Humanista). En relación con las posibles causas de la escasa inscripción electoral juvenil, ade- más de los motivos institucionales señalados anteriormente, hay quienes plantean, nuevamente en un tono crítico, que sus coetáneos no se inscriben porque no están suficientemente informados sobre la política. Y agregan que esta carencia de “cultu- ra cívica” afectaría principalmente a la “juventud popular” o de menores recursos, por lo que serían más escépticos respecto del sistema político formal; por otro lado, señalan que los y las jóvenes perteneciente a la clase alta tendrían más oportunidades de “culturizarse” políticamente y, en consecuencia, estarían dispuestos a participar de los procesos electorales. Esta percepción se condice con los datos del injuv (2009), ya que en el grupo
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