Juventudes en Chile. Miradas de jóvenes que investigan

Generación postpinochetista: estudiantes secundarios/as y cultura política – 197 los proyectos político-ideológicos, como son las relaciones interpersonales y los esti- los musicales, ampliamente extendidos entre las personas jóvenes. El autor también propone que se habría producido “un distanciamiento entre la política y lo político, posible de observar en que mientras lo político sigue siendo preponderante en tanto preocupación por la orientación general de la sociedad, la política es percibida como una actividad específica, profesional, abstracta, lejana y autorreferente, que resulta hasta cierto punto indiferente” (Garretón, 2000, p.145). Por su parte, la nueva cultura política se caracterizaría, según Garretón, por “un mayor reconocimiento del valor que tienen los procedimientos formales y las ins- tituciones democráticas, aunque ésta aceptación de las reglas del juego va acompa- ñada por un sentimiento de desconfianza respecto del funcionamiento mismo del sistema político” (2000, p. 141). A esto agrega que la autorrealización, entendida como la lucha en contra de las diversas formas de alienación, se habría convertido en un nuevo principio de acción social, individual y colectivo, que redefine la acción política al otorgarle supremacía al tema de la inclusión/integración. Dicho princi- pio sería asumido principalmente por los y las jóvenes. Asimismo, a partir de los resultados de la quinta Encuesta nacional de la juven- tud (2007), ciertos autores plantearon que entre los y las jóvenes estarían emergien- do nuevas formas de entender la política, derivadas principalmente de sus propias vivencias cotidianas. Este análisis se sustenta en la distinción entre la política, re- ferida principalmente a las esferas institucionales de representación tradicional y a los actores políticos que se desenvuelven en ésta de forma profesional, léase par- tidos políticos, gremios, sindicatos, senadores o diputados, además del gobierno; y lo político, sustentado en las relaciones sociales que día a día establecen los y las jóvenes en contextos locales, ligadas a la obtención de objetivos inmediatos. De este modo, estaría emergiendo un tipo de politicidad juvenil que otorgaría centralidad a lo cultural, expresada en un cuestionamiento a las formas establecidas de relacionar- se socialmente, que discute la relación vigente entre mayorías y minorías y critica el funcionamiento del ordenamiento político que presentaría un desequilibrio entre deberes y derechos, con una tendencia a inclinar la balanza hacia los primeros en desmedro de los segundos. Concluyen afirmando que existiría una disociación entre la institucionalidad política vigente y las formas de concebir y realizar la acción po- lítica que desarrollan las nuevas generaciones (Zarzuri, Aguilera y Contreras, 2007). Teniendo en cuenta estos antecedentes teóricos, y considerando que han trans- currido veinte años desde el fin de la dictadura, intenté averiguar si efectivamente ha surgido una cultura política democrática entre quienes se han socializado en el contexto del régimen político resultante. Esto a pesar de mantener ciertos enclaves autoritarios, ya sean institucionales, actorales, socioculturales y/o ético-simbólicos (Garretón, 2007) posee los principales rasgos de un sistema democrático formal, a

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