Juventudes en Chile. Miradas de jóvenes que investigan

162 – juventudes en chile: miradas de jóvenes que investigan que pertenece a todo un campo social; la vivimos con representaciones de modos de producción totalmente serializados” (Guattari y Rolnik, 2006, p: 86). En este mismo sentido, se pueden entender las identidades heteropatriarcales como ser hombre = masculino y ser mujer = femenino . Tienen relación con la necesidad de hacer inteligible a los cuerpos y su actuar dentro de un orden político-sexual. En rigor, cuando el o la sujeto dice yo está haciendo referencia a un yo genérico siendo posible de nombrar y de reconocer. En palabras de Butler (2007): “Sería erróneo pensar que primero debe analizarse la «identidad» y después la iden- tidad de género por la sencilla razón de que las «personas» sólo se vuelven inteligi- bles cuando poseen un género que se ajusta a normas reconocibles de inteligibilidad de género”. (pp.:70-71) Considerando la producción de los géneros del Heteropatriarcado, las identida- des quedan ancladas en el caso de las mujeres en lo sexual y la reproducción, sien- do la función materna el eje central de su constitución identitaria.La maternidad es un hecho naturalizado y sacralizado. Marcela Lagarde (2006) habla de las niñas madres: “mujeres que son madres en la infancia, y son madres porque cumplen funciones y porque se relacionan de manera maternal con niños menores, los cuales están a su cargo” (p: 401). Así también, las mujeres viejas que no pueden engendrar, de igual forma extienden su función materna, haciéndose cargo de su nietos/nietas. Es por tanto, la maternidad, un mandato social naturalizado, porque asocia una capacidad biológica con el cuidado y crianza de los/las hijos/as, que marcan la existencia y la identidad de las mujeres y con ello, sacraliza proyectos de vida, que quedan adosados a la reproducción biológica y social. En este contexto, el deseo de ser madre aparece fuertemente condicionado a las representaciones sociales y culturales de la maternidad, representaciones que son transmitidas y reforzadas por todas las instituciones sociales, desde la familia hasta la escuela. Es preciso señalar que todas las jóvenes entrevistadas habían estado embarazadas. “…y después me dio rechazo con la guagua, y me daba lo mismo, y ahí vi la posibili- dad de darlo en adopción, hice todos los papeles, y ahí le conté a mi mamá cuando tenía 5 meses, y a mi mamá le dio pena, y después le dio como alegría, porque como que ya era y se alegró, y después mi papá también supo y se alegró caleta, y no, des- pués cuando les dije que quería darlo en adopción casi me pegan un palo, les dio ataque, ataque, ataque…” (mujer, 18 años)

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