Políticas nacionales de comunicación y cultura

35 de grupos obreros o bajo dirección de la iglesia pero al ser­ vicio de los sectores populares está cada vez más definida. En Costa Rica, la experiencia de pequeñas emisoras comunita­ rias bajo la dirección de la comunidad rural tiene un éxito significante y sigue fortaleciéndose. También el modelo de los centros de documentación y prensa popular está extendién dose en algunos paises de América Latina. Sin embargo, es­ tas experiencias encuentran una serie de desafíos. En los casos donde realmente empiezan a ser un foro para las culturas populares, como en el caso de las emisoras in­ dígenas en Guatemala, la emisora está dirigida por los mis­ mos grupos populares. Pero casi todas estas experiencias están buscando la manera de perfeccionar el modelo o modelos de autogestión. Si la emisora pretende ser comunitaria, se presta a una toma por las élites locales o grupos políticos interesados. Muchas de las emisoras de la iglesia han adop­ tado el modelo de "emisoras popular" y tienen varias formas de participación y, en algunos caso, cierto grado de auto­ gestión, pero estiman que la iglesia debe quedarse como di­ rector de la emisora para defender el medio contra acciones arbitrarias del gobierno. A veces no es muy claro cual es la mejor base de organización popular que puede -llevar la gestión de la emisora de una manera realmente democrática y participativa. En todos los casos, habrá necesidad de siste mas de capacitación de los grupos no sólo para administrar medios autogestionados sino, para producir programas radia­ les o prensa popular con contenidos que expresan su cultura.

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