Cultura y recoleccion folklorica

26 SEGUNDO COPJTRAPUNTO : CULTURA FOLKLORICA Ef\l EL CAMPO. MARGOT LOYOLA : Escuchando a Ins colegas que hnn participado a mí se me ha ocurrido escribir algunas cosas para ser más clara y ordenada. Sabemos que en cada época han surgido expresiones con un sello carac­ terístico relacionadas con aspectos socio-económicos, históricos, po­ líticos y psicológicos. Esta es la época del desconcierto, de la soledad, de la desorientación, del armamentismo desenfrenado, la droga, la agresividad, etc. Ella es­ ta imponiendo un sello diferente s nuestras manifestaciones. Jhandía habló de la dinámica como una de las características de la cultura, pe­ ro esta dinámica no siempre hace que la expresión folklórica avance. Transformándose puede también retroceder, revitalizarse, vivir un largo tiempo y morir aquí o en cualquier parte de la tierra. Empecé a rastrear caminos a las 1A años. Toda mi vida he vivida tra­ tando de penetrar profundo,, tratando de ver las casas como son, no como yo quiera que sean. Por mis observaciones puedo decir que existe,• en general, una transformación evidente y, en muchas casos, debilitamiento de nuestras experiencias populares. Nosotros, intérpretes serias, contribuimos al conocimiento de lo que ve­ mos o de lo que vivimos, pero el folklore en su medio está en un proce­ so de cambios que no es tan halagador. Está debilitándose aquella con la que yo me identifica cama raíz. Algunos ejemplos: el arpa. El arpa fue un instrumento pnnular v de gran vigencia hasta aproximadamente 1920, 1930. Hoy en los campas se escucha poco el arpa. El arpa que se oye a través de los medios de comunicación es el arpa paraguaya, en su ejecución y sonido. El arca chilena se está perdiendo. Otro ejemplo: la cueca. Se mantiene su forma estrófica, musical y co­ reográfica, pero en la nueva generación que aprende en academies, se torna superficial, estereotipada, sin fuerza, sin raíces, lo que ya llamo sin carácter. Es lo que le falta también a la mayoría de los in­ térpretes. Apura su tiempo, ( época de la velocidad), sus evoluciones y sos líneas en vez de ser ondulantes y suaves, se tornan rigurosas y rectas. Hay una uniformidad de expresión. Los cnncursns de cuecas que se han organizado hasta aquí, para mí, no han anortado nada. To­ do lo contrario, han servido para desvirtuar aún más. La gente apren-

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=