Prensa popular (1973-1983)

29 La crisis del modelo económico neo liberal, a partir de 1982, va a provo car no sólo la pérdida de credibilidad del régimen para muchos sectores (y con ello no nos referimos solamente a sectores medios sino también a parte de los sectores populares encadenados por la oferta de consumo del modelo) sino que va a conducir a una crisis política expresada en las Cor nadas de Protesta Nacional y en el breve intenta de apertura política por parte del gobierno. De este fenómeno -de larga y actual duración por lo demás- nos quedaremos con lo que significó en términos de crisis del mod£ lo cultural o de las formas de convivencia social. En efecto, ella ha provocada que, lentamente, se legitime en la práctica, ya que nc en la ley, la disidencia política y con ello las organizaciones sociales y po­ líticas en que participan los sectores populares. No quiere decir esto que se hallan convertido en interlocutores del gobierno ni mucho menos si_ no que, roto el silencio y la desintegración, la disidencia tiene que ser una y otra vez acallada, las organizaciones y sus dirigentes una y otra vez disueltas y encarceladas y la calle ocupada y vaciada permanentemen­ te, en una dinámica que parece no tener fin. Las bases de una convivencia social democrática aún no se dibujan como un proyecto social común. Se ha transitado desde la desintegración a la seg_ mentación y rara vez esos segmentos constituyen una unidad social alterna^ tiva, como ocurrió c d h los primeros llamadas a la Protesta Nacional (mayo a agosta 1983-190*0. Y no es raro, por otra parte, que los convocantes en esas situaciones hayan sido justamente los dirigentes sindicales en un acuerdo nacional (Comando Nacional de Trabajadores). Si la historia del movimiento obrero en Chile es tan fuerte como para determinar su capaci­ dad de articular a los sectores populares en general, no es tan obvio que al comenzar la crisis del modelo económico y político haya sido el movi­ miento sindical el que fue capaz de convocar a toda la oposición política por sobre los acuerdos y desacuerdos de los mismos partidos. La fuerte tradición partidaria y la relación estrecha del movimiento sindical con los partidos politicos condujo sin embargo a que, a poco andar, la respues^

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