Ciudadanías para la democracia

94 sobre todo los menores de 40 o 50 años, ¿ha participado alguna vez en un plebiscito vinculante? Nunca, porque no existe esa figura en la Constitución chilena, aparte la situación hipotética mencionada. Si no existe el plebiscito que emana de las altas autoridades del Estado, salvo esta excepción puramente teórica, menos existe el plebiscito de iniciativa ciudadana. No podemos juntar firmas para convocar a un plebiscito o un referéndum de interés local, provincial, regional ni nacional. Si a ustedes les van a instalar una central termoeléctrica a 10 km. de Punta Arenas, ¿pueden llamar a un plebiscito que tenga fuerza de ley? No. En Chile tampoco existe la revocación de mandato, es decir, la posibilidad de que a mitad de camino una autoridad pueda ser sometida a un referéndum por parte de la ciudadanía, para determinar si sigue o no en su cargo, ya sea presidente de la República, senador, diputado, consejero municipal, lo que sea. ¿Se dan cuenta de las carencias de nuestra “democracia ejemplar”? Pues bien, todo esto tiene que ver con nuestra Constitución. Por todas estas razones, por la génesis espuria de la Constitución actual, porque es un traje a la medida del modelo de sociedad neoliberal y porque no garantiza un Estado ni un sistema político efectivamente democrático, la mayoría de la ciudadanía ha concluido desde hace mucho tiempo que es necesario cambiar de Constitución, sustituyéndola por una efectivamente democrática, generada democráticamente, discutida y aprobada democráticamente, además con contenidos que garanticen la democracia. El punto es cómo hay que hacerlo, porque procesos constituyentes hay de todo tipo. Si alguien me dice: “es que estamos viviendo un proceso constituyente”. Puedo responder: “¡qué bueno!, ¿pero de qué tipo?” Porque proceso constituyente fue también el que se desarrolló entre 1973 y 1980, a espaldas de la ciudadanía, en secreto e impuesto por la fuerza militar mediante crímenes, atropellos y violaciones a los derechos humanos, pero proceso constituyente, al fin y al cabo. La palabra proceso constituyente dice mucho y dice poco al mismo tiempo, porque hay procesos constituyentes democráticos y hay procesos constituyentes antidemocráticos. El único proceso constituyente plenamente democrático en el mundo es aquel que permite que el titular de la soberanía, el poder constituyente originario, el pueblo, la ciudadanía, ejerza

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