Ciudadanías para la democracia

91 ningún opositor declarado) elaboraron y discutieron un anteproyecto constitucional. Dicho sea de paso, están disponibles las actas de la comisión Ortúzar, son miles y miles de páginas. Son muy interesantes, porque ahí está nítido el concepto de sociedad de estos santos varones y de esta dama, inspirados y dirigidos por el gran ideólogo de la dictadura, Jaime Guzmán Errázuriz. Durante un par de años, la Junta Militar, a través de otros cuerpos asesores, incluyendo el Consejo de Estado, revisó y retocó la propuesta original, para luego, con tan solo un mes de anticipación (igual como lo había hecho Alessandri en 1925), convocar a un plebiscito para que la ciudadanía se pronunciara a favor o en contra del proyecto constitucional. ¿En qué contexto se realizó este plebiscito? ¿En qué contexto se aprobó la Constitución que rige nuestras vidas hasta el día de hoy? Dicho de manera escueta: dictadura civil-militar, carencia absoluta de libertades cívicas y políticas, inexistencia partidos políticos legales (estaban “en receso”, según la fórmula oficial). Más aún, los de izquierda eran salvajemente reprimidos, decenas de miles de personas habían sido torturadas y desaparecidas, había centenares de miles de exiliados o exonerados políticos. Los opositores solo contaron con la autorización para realizar un acto, en el teatro Caupolicán con un solo orador, el expresidente Eduardo Frei Montalva, quien, posteriormente hemos sabido, fue asesinado por la dictadura. Otro acto para el cual solicitaron autorización en Concepción les fue denegado. Además, durante el día del plebiscito se cometió todo tipo de fraudes e ilegalidades. Basta decir que, en nueve provincias, incluyendo la de Valparaíso, se contó más electores que habitantes. Existen testimonios de ex agentes de la CNI, arrepentidos, que cuentan que los jefes llevaron a los batallones de la Central Nacional de Informaciones (CNI) a votar en Santiago y en otras localidades cinco o seis veces ese día. ¿Cómo es posible, se preguntarán algunos, si en esa época existía la cédula única electoral? Pues no, los registros electorales habían sido quemados en octubre de 1973 por los militares golpistas. Entonces, a la gente le marcaban el dedo con tinta negra, pero esa tinta negra se podía sacar. Con mayor razón podía hacerlo la CNI, que manejaba procedimientos químicos para matar a personas, evidentemente podía borrar huellas de tinta. O sea, el plebiscito fue un fraude, un

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