Ciudadanías para la democracia

90 constituyente designada a dedo, como es la costumbre de nuestra clase política 26 . Entre los integrantes de esta comisión constituyente había reticencias respecto del proyecto presidencialista de Alessandri. Hay que decir que en Chile había una República Parlamentaria plagada de vicios políticos y Alessandri quiso volver al presidencialismo. Como los partidos políticos, desde el Conservador hasta el recientemente formado Partido Comunista, eran contrarios a esta idea, Alessandri, para vencer esas reticencias, convocó al general Navarrete, suerte de Comandante en Jefe del Ejército de la época, quien golpeó la mesa el 23 de julio y dijo que las Fuerzas Armadas estaban muy inquietas porque el proyecto de Constitución del presidente estaba siendo frenado en la comisión. De esta manera, con una especie de “tercer golpe de Estado”, según el historiador conservador Gonzalo Vial Correa, se consumó el golpe de fuerza de Alessandri con apoyo del Ejército 27 . En menos de un mes se convocó a un plebiscito para que la ciudadanía decidiera; plebiscito en el que votó aproximadamente el 44% del reducido cuerpo electoral (que seguían siendo masculino y alfabetizado). Y así nació la Constitución, supuestamente, más democrática de la historia de Chile, mediante un golpe de fuerza del Ejecutivo, con su muñeca política y con el apoyo del Ejército que amenazó de manera casi explícita con dar un tercer golpe de Estado si es que los deseos del presidente de la República no eran cumplidos 28 . El último proceso constituyente es el que ustedes conocen mejor, aquel que culminó en 1980. Once o doce días después del golpe de Estado de Pinochet, la Junta Militar designó una comisión constituyente, la “Comisión Ortúzar” -que tomó su nombre del político derechista que la encabezó, quien en 1970 había sido el jefe de la campaña electoral del hijo del “León”, Jorge Alessandri, derrotado por Salvador Allende- para que redactara un anteproyecto constitucional. Esta comisión, compuesta por siete u ocho personas, entre ellos, una mujer, Olga Feliú, trabajó prácticamente en secreto durante cinco años. Estos personajes adictos al régimen (no había 26 Grez, "La ausencia de un poder constituyente democrático…”, op. cit. , págs. 33- 42. 27 Gonzalo Vial, Historia de Chile (1891-1973) , vol. III, Arturo Alessandri y los golpes militares (1920-1925) , Santiago, Empresa Editora Zig-Zag S.A., 2008, pág. 546. 28 Grez, "La ausencia de un poder constituyente democrático…”, op. cit. , págs. 41- 44.

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