Neoliberalismo, neodesarrollismo y socialismo bolivariano
64 También afirma que la revolución de las comunicaciones achicó el planeta, facilitando la concreción del ideal neoclásico de un mercado perfecto. Supone que, una vez reducidas las barreras interpuestas por los estados nacionales, nada impedirá la plena circulación del capital, la transparencia total y la asignación óptima de los recursos a escala mundial. En estas condiciones, el libre comercio aseguraría el desarrollo, al erradicar las trabas que, en el pasado, obstruyeron la movilidad del capital y del trabajo. Los economistas más ortodoxos (Barro, Sala I Martin, Williamson) y sus instituciones (FMI, Banco Mundial) recurren a esa teoría de la convergencia global para justificar su promoción de políticas de apertura. Pero esas afirmaciones no aportan ninguna novedad al conocido libreto de los rendimientos decrecientes en el centro, que deberían incentivar el despegue de la periferia. En esta hipótesis de convergencias entre economías atrasadas y adelantadas se inspiraron todas las teorías metropolitanas del desarrollo 59 . Durante décadas, los neoclásicos ensayaron una “econometría de la convergencia”, para intentar corroborar el achicamiento de las brechas estructurales entre el centro y la periferia. Pero, con gran frecuencia, esos estudios confundieron movimientos financieros coyunturales con tendencias de largo plazo. Además, construyeron modelos muy arbitrarios, atribuyendo el secreto del empalme global al comportamiento virtuoso de cierto factor (educación, tecnología, gestión). Aislaban ese elemento, de la dinámica general de la acumulación, buscando demostrar la preeminencia de tendencias hacia la equivalencia global. Pero estos procesos solo se verificaban en la nebulosa de un razonamiento abstracto. Frente a las inconsistencias de ese procedimiento algunos teóricos neoclásicos optaron por introducir una tesis sustituta de “convergencia condicional”. Postularon, únicamente, el empalme entre países con parámetros tecnológicos, institucionales o legales similares. Pero con esta enmienda diluyeron los interrogantes a dilucidar. Ya no se supo quién converge y cuál sería la explicación de ese proceso. Al introducir una restricción más acotada abandonaron, de hecho, el presupuesto previo. Recurrieron a una hipótesis de “segundo mejor”, para exponer tautologías de convergencias entre economías que ya empalmaban previamente 60 . 59 Ver: Weeks, John. “The expansión of capital and uneven Development on world Scale”, Capital and Class , n 74, 2001. También: Arrighi, Giovanni; Korzeniewicz, Roberto; Consiglio, David; Moran, Timothy, “Modeling zones of the world economy”, Annual Meeting of the American Sociological Association , 1996. 60 Ver: Moncayo Jiménez, Edgard. “El debate sobre la convergencia económica internacional e interregional: enfoques teóricos y evidencia empírica”, Economía y Desarrollo , V 3 N 2 septiembre 2004.
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