Neoliberalismo, neodesarrollismo y socialismo bolivariano
62 por Estados Unidos, Japón o Alemania en el debut de su desenvolvimiento industrial. Solo aceptaron parcialmente esa orientación cuando lograron alta productividad en los sectores sujetos a la competencia global 56 . Todas las economías desarrolladas impusieron normas de libre comercio a la periferia, para asegurar la colocación de sus exportaciones industriales. Lejos de constituir un instrumento de prosperidad para las naciones atrasadas, esa apertura introdujo obstáculos a la diversificación económica y al crecimiento de la periferia. América Latina padeció el fortalecimiento de las oligarquías rentistas y el bloqueo a la acumulación sostenida de capital. Los neoliberales contemporáneos retoman las viejas críticas al proteccionismo, señalando que impide aprovechar las ventajas comparativas de cada país. Sitúan esas conveniencias en la agricultura o en la minería, como si América Latina cargara con un mandato divino de provisión de materias primas a los países desarrollados. No registran el evidente beneficio que aportó ese status internacional a las economías ya industrializadas y la adversidad que impuso a las naciones periféricas. Mientras que el primer tipo de países pudo desenvolver intensos procesos de expansión fabril, el segundo grupo quedó relegado a un estadio básico de exportador primario. Es absurdo suponer que cualquier economía puede mejorar su perfil, reforzando su colocación “natural” en la división internacional del trabajo. El desarrollo exige lo contrario: lidiar con la adversidad de los condicionamientos externos. Ningún país latinoamericano puede convertirse espontáneamente en una economía avanzada, sin modificar la matriz histórica que obstruyó su desenvolvimiento productivo. Esa estructura genera transferencias de recursos hacia los países desarrollados y reproduce distintas modalidades del atraso 57 . Las ingenuidades librecambistas perdieron influencia durante la segunda mitad del siglo pasado con la industrialización de México, Brasil y Argentina. Pero las limitaciones y fracasos de los modelos de sustitución de importaciones reavivaron las creencias previas en los beneficios de la apertura comercial. Esas ilusiones han encontrado un nuevo techo. Los efectos devastadores de la desprotección, padecida por América Latina en las últimas dos décadas, afectaron seriamente la credibilidad de los mitos librecambistas. Salta a la vista cómo la disminución de las tarifas aduaneras desmorona a las industrias locales, frente al aluvión de importaciones fabricadas en el exterior. Los neoliberales, igualmente, realzan los beneficios de la globalización. Afirman que la apertura de las fronteras, para la circulación del 56 Ver: Bairoch, Paul. Mythes et paradoxes de l´histoire economique. La découverte, 1999, (pp 7, 227- 228, 234). 57 Ver: Osorio, Jaime. Explotación redoblada y actualidad de la revolución . ITACA-UAM, México, 2009, (pag 37-40).
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