Neoliberalismo, neodesarrollismo y socialismo bolivariano
58 Occidente”. Acepta la existencia de una mayor variedad de caminos al bienestar, que la simple imitación de Estados Unidos o Europa. También, destaca la incidencia de los valores imperantes en Oriente, que facilitaron los despegues de China y el sudeste asiático. Resalta la centralidad cultural de la comunicación global y subraya su novedosa influencia para incentivar el desenvolvimiento de la periferia. El neoliberalismo actual ha incorporado, además, varias teorías de crecimiento endógeno, que realzan la necesidad de inversiones públicas para financiar los procesos de innovación. La tecnología ya no es vista como un bien público, neutral y exógeno, que puede ser absorbida por cualquier concurrente atento a las señales del mercado. Pero ninguno de estos agregados, sutilezas o complementos, ha modificado las conclusiones regresivas del neoliberalismo. Estos corolarios se mantienen tan invariables, como las convocatorias a garantizar los negocios de los poderosos. La prioridad de políticas “amigables” hacia el capital, mediante aperturas comerciales, privatizaciones y flexibilidad laboral, no ha cambiado. El mismo recetario persiste con un nuevo envase de presentación. Variedad de sentidos Al comienzo del siglo XXI, el neoliberalismo perdió la homogeneidad que caracterizó a su debut. El término adoptó múltiples connotaciones y la definición previa, de ofensiva del capital sobre el trabajo, quedó referida a cuatro problemas específicos. En primer lugar, existe una interpretación de este fenómeno como nueva etapa del capitalismo. Esta acepción alude al período transcurrido desde los años los 80 hasta la actualidad, a escala global. La peculiaridad de América Latina en esta fase ha sido su inserción internacional como proveedora de materias primas. El neoliberalismo aporta la justificación de este modelo exportador con primacía agrominera, pilares extractivistas, fabricación maquiladora y servicios transnacionalizados. Todos los gobiernos de la región comparten este patrón de reproducción primario exportador. Un segundo sentido del neoliberalismo reúne a los países que han optado por estrategias de libre comercio. México lidera este pelotón, desde la suscripción del NAFTA con Estados Unidos y Canadá hace veinte años. Su economía ha quedado moldeada por las consecuencias de un tratado que reforzó la integración del país a la potencia del norte, como proveedor de petróleo y mano de obra barata. Pero el ambicioso proyecto estadounidense, de forjar un mercado hemisférico para las grandes empresas (ALCA), se frustró. Las resistencias populares, la disconformidad de ciertos sectores empresarios y el rechazo de los gobiernos más autónomos alineados con el MERCOSUR, neutralizaron ese intento en 2005 (Cumbre de Mar del Plata).
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