Neoliberalismo, neodesarrollismo y socialismo bolivariano

56 de capitales externos. También se intensificó la dependencia del vaivén internacional de los precios de las materias primas. Las economías latinoamericanas volvieron a soportar la carencia estructural de divisas. No pudieron respaldar las reservas, ni mantener bajo control el tipo de cambio, la tasa de interés o el nivel de inflación. Cuando estos desequilibrios emergieron, los ministros pro mercado abandonaron sus doctrinas y recurrieron al mismo endeudamiento que caracterizó a sus antecesores. Todas las prédicas de ortodoxia fiscal, cuidado monetario y prudencia en la expansión de la deuda pública, fueron archivadas. Para lidiar con las asfixias generadas por el propio modelo, se optó por el costoso crédito externo. En muy poco tiempo los mitos del rigor neoliberal en el gerenciamiento del estado quedaron desmentidos. Esta política desembocó en la misma asfixia de pagos que ha jaqueado repetidamente a la región 48 . Varios años de privatizaciones y flexibilidad laboral recrearon las crisis financieras, los quebrantos fiscales, las fugas de capital y los colapsos cambiario-monetarios del pasado. El desplome de la Argentina en el 2001 fue la expresión más dramática de esta repetición de viejas convulsiones. El neoliberalismo mantuvo un bajo nivel de actividad económica. La ilusión en un repentino despegue por el simple efecto de políticas conservadoras quedó desmentida. El recorte de los salarios y del gasto social no incentivó la inversión. Tampoco las privatizaciones encendieron la mecha del crecimiento. En todo el período estuvo ausente el esperado derrame de bienestar desde los acaudalados hacia el resto de la población. Solo resurgieron los breves ciclos de mayor consumo de la clase media. Fue muy visible el acaparamiento de ingresos de los poderosos a costa de los trabajadores. El balance del neoliberalismo es contundente en los propios términos de ese esquema. Pretendía revertir el bajo crecimiento y mantuvo un reducido nivel de expansión de la economía. Esperaba eliminar las crisis financiero-cambiarias y agravó esos desmoronamientos. Prometía erigir una plataforma duradera de inversión y acentuó la distancia de la región con los países que incrementaron su desarrollo. Los intentos de remontar estos fallidos con alguna dosis de la misma medicina terminaron precipitando las crisis mayúsculas de principio de siglo XXI. Estas convulsiones confirmaron que las clases dominantes atropellaron las conquistas populares, sin convertir esos éxitos capitalistas en procesos sostenidos de acumulación 49 . Los propios impulsores del liberalismo extremo quedaron defraudados por un retroceso económico que deterioró la incidencia de América Latina en el mercado mundial. La cohesión política inicial del 48 Ver: Guillen, Arturo. “La teoría latinoamericana del desarrollo”, Repensar la teoría del desarrollo en un contexto de globalización, CLACSO, 2007, Buenos Aires. 49 Nuestro balance en: Katz, Claudio. El rediseño de América Latina, Alca, Mercosur y Alba . Ediciones Luxemburg, Buenos Aires, 2008 (pag 9-35).

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