Neoliberalismo, neodesarrollismo y socialismo bolivariano

41 capital humano) es exactamente la política social defendida por las instituciones internacionales promotoras del neoliberalismo, como el Banco Mundial. El argumento neodesarrollista es que esta política social es promovida por un Estado activo (y no pasivo, como sería en el neoliberalismo). En primer lugar, como vimos, el neoliberalismo no es sinónimo de Estado débil, al contrario. En segundo lugar, la forma como el Estado actúa es lo primordial y, tanto en el neodesarrollismo como en el neoliberalismo, esta forma es idéntica. ¿Qué hay de diferente? Al reducir las tasas de interés, la economía, la política económica distinta, proporcionaría el crecimiento de las inversiones privadas y, por tanto, de la economía (empleos e ingresos); sería reducido el crecimiento de la deuda pública, bajaría la presión por apreciación del tipo de cambio lo que, a su vez, promovería exportaciones aliviando los problemas de la fragilidad financiera externa. Parece ser una alternativa viable y ventajosa para las sociedades dependientes. Pero el hecho es que esta alternativa neodesarrollista no suele presentarse en su forma más consecuente. ¿Esta alternativa suena muy rara fuera de la realidad concreta? No, es muy concreta y está presente en la realidad actual de nuestra región. Se trata de una “alternativa” de conciliación de clases en torno al bienestar de la nación y contra el capital externo financiero, contra el imperialismo si se quiere parecer más radical. De esa forma, el neodesarrollismo puede sonar muy fuerte, crítico. Eso es lo que dicen los defensores de esta “alternativa”. La comparación entre distintas experiencias es algo que genera muchos problemas por diversos factores. Ciertamente, las especificidades en la formación socioeconómica e histórica de los distintos países de la región son las más evidentes. Este hecho innegable es, incluso, utilizado como argumento para cuestionar la propia idea de América Latina como una región indistinta. No es este el tema que nos convoca, pero es importante que llamemos la atención sobre este hecho cuando tocamos el asunto de los llamados gobiernos progresistas. Se llamó “gobiernos progresistas” a los gobiernos que, en Sudamérica, fueron electos con amplia base popular en el contexto de crisis de la ideología neoliberal y que, por lo tanto, llegan al poder con discursos para revertir las políticas neoliberales. La complejidad de cada caso particular debe ser respetada cuando se analizan estos gobiernos pero, aún así, es claro que, como veremos, experiencias más radicales de alternativas al neoliberalismo (como Venezuela, Bolivia y quizás, en algunos aspectos, Ecuador) no pueden ser comparadas con experiencias más “rosadas”, neodesarrollistas en el mejor de los casos, como Brasil, Argentina y Uruguay 32 . Presentado como se quiera, el neodesarrollismo no es una alternativa real al neoliberalismo. Primero, exactamente por lo que constituye el neoliberalismo. Este no se define por un tipo u otro de política económica, 32 Para un análisis crítico de esas experiencias ver Elías (2017).

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