Neoliberalismo, neodesarrollismo y socialismo bolivariano

39 En el debate de la teoría social contemporánea no hay mucha discusión sobre que la superexplotación de la fuerza de trabajo, como consecuencia de las estrategias neoliberales, aumentó en las economías latinoamericanas en los años 90 del siglo pasado. Eso quiere decir que existía una cantidad de valor que podría dar alguna dinámica interna de crecimiento para las economías dependientes –al menos en América Latina y el Caribe- en esos momentos, lo que efectivamente no sucedió. Para que el capitalismo crezca, el valor producido, que es realizado, debe ser nuevamente acumulado en un proceso de reproducción de valor y así dinámicamente, definiendo un determinado patrón de reproducción 26 . El problema es que, incluso por razones de la propia lógica neoliberal 27 , en las economías dependientes, que ya tenían un carácter profundamente financiarizado, esa parte del valor producido, por lo general, era apropiado de una manera meramente financiera y no de reproducción e inversión productiva. La lógica ficticia de valorización del capital, característica fundamental del capitalismo contemporáneo, fue reforzada, en el capitalismo latinoamericano, por la implementación del neoliberalismo. Todo esto agravado por el hecho que una parte creciente de la plusvalía producida en esas economías era, en realidad, transferida a los capitalismos centrales. 2. Estrategias alternativas de desarrollo Los años 90 del siglo pasado definieron un contexto de fracaso del neoliberalismo. Su promesa de crecimiento con redistribución de ingreso no se cumplió. Sus defensores, como siempre, intentaron justificar la inadecuación de la teoría y la promesa, básicamente, con dos pseudo argumentos. En primer lugar, no fueron implementadas todas las reformas necesarias, sea porque se requieren más reformas 28 y/o porque las que se del trabajo, sin compensaciones de crecimiento de salarios, además de expropiar parte del trabajo necesario para reproducir la capacidad de la fuerza de trabajo, direccionando ese valor para el trabajo excedente y mecanismos de elevación de salarios que no correspondan proporcionalmente al crecimiento del valor de la fuerza de trabajo. Para más detalles sobre el debate de esta categoría consultar Carcanholo (2017), Osorio (2013), Correa y Carcanholo (2016). 26 Para una buena selección de textos que enfatizan la categoría de patrón de reproducción del capital, dentro de una perspectiva de la teoría marxista de la dependencia, ver Ferreira, Osorio y Luce (2012). 27 Esto ocurre por una simple razón, y no es porque exista un capital específico que se dedique a la producción (generando empleos, ingresos y crecimiento) y otro que se especialice apenas en apropiarse sin contribuir para el crecimiento económico. La mistificación de un capital productivo benéfico (y, por tanto, de una burguesía nacional comprometida con lo productivo) y la demonización del capital financiero, especulativo y rapiña, es algo típicamente keynesiano, extraño a Marx. Lo que ocurre en estos momentos en América Latina es que, como las tasas de interés, por razones específicas, superan en mucho las tasas de ganancia, todo capital (y no solo el rapiña) se volverá para la apropiación financiera. 28 Esto constituye una especie de inmunidad auto-atribuida. Como nunca una economía capitalista funcionará el 100 por ciento por el mercado, siempre existirá un espacio lógico para que un neoliberal nos diga que “falta una reforma más”.

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