Neoliberalismo, neodesarrollismo y socialismo bolivariano

225 Y como el sujeto de esas medidas es el Estado, enfatiza Iasi (idem, p. 9) - contrariando la idea de que el Estado es “una mera máquina política con intencionalidad determinada por la correlación de fuerzas o por la naturaleza de las fuerzas políticas que momentáneamente ocupan el gobierno” - es a él a quien le tocará crear las condiciones que garantizan la valorización del capital global. Eso significa que tal Estado es de clase, como recordaba Poulantzas (1981), y está al servicio de los intereses de la clase que él representa y lo presiona inclusive a actuar con agresividad. En el caso brasilero comentado, la agresividad hizo parte de la arquitectura del golpe de 2016, pues sólo así el capital internacional vencería resistencias de gobiernos legitimados por el voto, con prisa para someter al país a sus intereses. Las profundas derrotas impuestas, en tiempo record, a la democracia y a la clase trabajadora, en beneficio de la acumulación del capital, sólo podrían ser implantadas por un gobierno ilegítimo y por un Estado de excepción que no se sintiese obligado a rendir cuentas de sus actos a la sociedad. Solo en esas circunstancias sería posible el gobierno de excepción impuesto, por medio de propuestas de enmiendas constitucionales (PECs), decretos y medidas provisorias que atentan contra la Constitución Federal y agreden los derechos sociales más elementales de la población, como: reducción del salario mínimo; reforma laboral; reformas de la previsión social; nuevas reglas para la salud y la educación; privatizaciones de bienes públicos, como la Eletrobrás [ empresa estatal de generación y distribución eléctrica ] y campos importantes de petróleo del pré-sal [ gran depósito de petróleo descubierto en la última década frente a las costas de los Estados de Espíritu Santo, Río de Janeiro y Sao Paulo ], así como la redefinición de la demarcación de territorios que permiten la venta de tierras de la Amazonía a extranjeros y entrega de vastos espacios de esta región para la explotación de minerales por empresas extranjeras. El poder de mando del capital financiero internacional sobre el gobierno brasilero instituido por el golpe de 2016 es asombroso, al ponto de la sumisión incuestionable del gobierno a los designios de ese capital, llega a configurar - más que un acto de irresponsabilidad administrativa o un proyecto ideológico entreguista - un crimen de lesa-patria; o mejor, un acto de traición política contra la patria brasilera, hiriendo de muerte la democracia y la soberanía nacional, por medio medidas ilegítimas, autoritarias y fraudulentas, que liquidan al sector público. Mientras tanto, análisis actuales sobre la profunda desigualdad brasilera revelan que hubo en el país una elección deliberada por la mantención de este status quo , ya que la voluntad política podría atenuarla con políticas públicas, como la agraria y la fiscal. La sempiterna concentración de tierras brasileras en manos de una oligarquía predadora y un sistema de tributación regresivo es algo que impresiona negativamente a los extranjeros de todas las extracciones (intelectuales, políticos y hasta empresarios). En suma, en Brasil se vive un proceso arrasador en materia de política social, dado que en él se continúa adoptando, a grandes pasos, medidas que desfalcan en el presente y en el futuro a la población de cualquier

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