Neoliberalismo, neodesarrollismo y socialismo bolivariano
216 pero mucho más lucrativos, como las grandes navegaciones rumbo a África y a Asia, además de expediciones de piratería y prácticas de pillaje. Eso, sin dejar de lado la apropiación de parte del sobreproducto agrícola del período usurero. Con el progresivo crecimiento del capital mercantil y buscando realizar, con mayor seguridad, su continuo incremento, los mercaderes, especialmente los de artículos de lujo, procuraron dar cierta organicidad a sus acciones: promovieron la organización de sociedades de acciones y de doble contabilidad y fomentaron la formación de alianzas entre ciudades mercantiles para normar el monopolio comercial sobre determinado territorio. Este fue el caso de la creación de la Liga Hanseática, de origen alemán, que, a finales de la Edad Media y comienzo de la Edad Moderna, controlaba las actividades comerciales de todo el norte de Europa y el Báltico, institucionalizando gremios y ferias comerciales, para cuyo funcionamiento crearon instrumentos de crédito. Según Mandel, esos instrumentos constituyeron los antepasados de todo sistema monetario en las sociedades capitalistas, como: “letras de cambio, moneda escritural, papel moneda, acciones, títulos de la deuda pública negociable” (1981, p. 4). Los importantes descubrimientos marítimos, de larga distancia, en los siglos XV y XVI, financiados por el capital mercantil, en asociación con grandes bancos, abrieron camino para el advenimiento del capital manufacturero. Y éste, al contar con determinado grado de desarrollo de las fuerzas productivas que, a su vez, requerían un determinado tipo de división del trabajo, se contrapuso a los límites de la producción corporativa artesanal y a la acumulación de la inversión de las ganancias recolectadas por medio del comercio colonial que incluía: pillajes, tráfico de esclavos, entre otras prácticas truculentas, típicas del proceso de acumulación del capital. Fue en esta fase de pasaje de la economía de sus formas naturales medievales, de la producción limitada al propio sustento y al ambiente inmediatamente local, y del carácter meramente intermediador del capital, que este penetra en la esfera de la producción de mercancías. Y, al proceder así, contribuyó en la emergencia del capitalismo como el primer modo de producción, la primera forma de organización social en que el capital no desempeña más el papel de intermediario y de explotador de las formas de producción no capitalistas – fundadas en la pequeña producción mercantil – pero sí que se aproprió de los medios de producción y penetró en la producción propiamente dicha (MANDEL, 1975, p. 45/46) (traducción nuestra). Ese hecho demuestra que, a partir de él, las condiciones históricas de existencia del capital no estaban más dadas simplemente por la circulación de mercancías y de dinero. Su completitud ocurre cuando los propietarios de los medios de producción y de los medios de vida encuentran en el mercado al trabajador libre como vendedor de su fuerza de trabajo. La revolución industrial concretizó eficientemente esa completitud. El capital industrial promotor del modo de producción capitalista se reveló, como preveía Marx, como un proceso revolucionario implacable. Movido
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