Neoliberalismo, neodesarrollismo y socialismo bolivariano

203 claros, especialmente por depositar en la mítica burguesía nacional expectativas de autonomía que ella nunca tuvo, así como en relación con la ruptura con las relaciones arcaicas en el campo, que jamás estuvieron en su horizonte. Pero lo central es que el estudio de Gonçalves muestra que diferente del desarrollismo (y más todavía del nacional-desarrollismo), el camino adoptado en Brasil bajo la batuta del PT y aliados siguió un sesgo pro-minería e industria agropecuaria, en detrimento de la industria de transformación, proceso estimulado por la liberación comercial, cuyas barreras no fueron protegidas y reguladas, lo que implicó un aumento de las importaciones de productos manufacturados. Hubo un fuerte énfasis en bienes primarios en las exportaciones (crecimiento de 25,5% en 2002 a 38,5% en 2010), con implicaciones en el comercio exterior brasilero, pero dependiente de los commodities , mientras tanto el nacional-desarrollismo se esforzó en la diversificación de la economía con consolidación de la industria de transformación. Gonçalves habla de reprimarización de la economía, un término todavía polémico, considerando la fuerte industrialización del campo, lo que no contradice su cuestión central que es el pilar en los commodities , más vulnerable a las crisis, argumento que es reforzado por Katz (2016). Tenemos un incremento de la dependencia tecnológica y no de la autonomía, teniendo en consideración el aumento de las importaciones de productos y servicios intensivos en tecnología. En cuanto al origen de la propiedad, estuvo en curso un intenso proceso de desnacionalización, con aumento de las remesas de ganancias al exterior. Excluyendo a Vale, a Petrobras y a BR Distribuidora, hubo un relativo aumento de la participación extranjera en las 50 mayores empresas brasileras. En ese campo de la desnacionalización, hubo un aumento claro de la Inversión Externa Directa en el agronegocio, minería y extracción de petróleo. Junto con la desnacionalización tuvimos la concentración de capitales (la fiesta de los ricos, con el crecimiento del mercado de lujo), siendo que las 50 mayores empresas participaban crecientemente del valor de las ventas de las 500 mayores. En la esfera financiera la concentración fue todavía mayor, considerando que la tasa media de rentabilidad de los 50 mayores bancos (17,5%) fue mayor que la de las 500 mayores empresas (11%), revelando la dominante financiera de esta lógica. Esta economía política, para Gonçalves, llevó a una vulnerabilidad externa estructural, dependiente del flujo de commodities y con un gran pasivo financiero, o sea, dependiente de la atractividad al capital financiero. No se puede afirmar que haya sido un nuevo padrón de dependencia. Tal vez fuese la dependencia de siempre reeditada en el contexto de la mundialización financiera. La conclusión lacónica de Gonçalves, y con la cual concordamos, es que existieron méritos en el proyecto lulo-petista, pero no reversión de tendencias estructurales o políticas desarrollistas y adicionamos, reformistas, pues el desplazamiento inducido por el Estado brasilero no operó en la reversión de la heteronomía, aunque haya actuado sobre la otra cara del drama crónico, o sea, la miseria. Se puede acrecentar al argumento la mantención estructural de una elevada concentración de la propiedad de la tierra en Brasil, ya que 3,35% de las

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