Neoliberalismo, neodesarrollismo y socialismo bolivariano
200 pasaba a tener alguna cobertura de la legislación social y laboral, un dato que muestra que los derechos sociales y laborales todavía no cubren al 55% de la fuerza de trabajo brasilera. Este es un segmento de trabajadores desorganizado o con dificultades de organización, aunque sorprendentemente, entre los tercerizados con empleo formal haya crecido la sindicalización. Pochmann muestra el peso del trabajo doméstico, en el sector primario, de los autónomos y temporales en este segmento e indica la altísima rotatividad del trabajo – de 85,3 % en 2009 – lo que muestra la inseguridad y la precariedad del empleo, así como el crecimiento de la tercerización formalizada, sin hablar de lo floja de la legislación laboral brasilera, bastante alterada en aquellos años. 5- En ese contexto de expansión del empleo de baja remuneración, hubo una nítida reducción de las pobrezas extrema y absoluta. Ese proceso, por lo tanto, se asienta en la caída del desempleo, en la formalización del empleo (siete de cada 10 cupos abiertos), en el aumento del salario mínimo, y en la expansión del crédito, especialmente el consignado a partir de 2004 (Moura, 2017), combinados a los programas de transferencia de ingreso – PBF ( Programa Bolsa Família ), BPC ( Benefício de Prestação Continuada ) y Previsión Social, con mayor peso de estos dos últimos, considerando su vínculo con el salario mínimo. Siguiendo el análisis de Boschetti (2013), las causas del aumento de la renta según el IPEA residieron : 58% en la renta del trabajo, 19% en la Previsión Social; 13% en el Programa Bolsa Família ; y 4% en el BPC. Cabe destacar el papel de la protección social, incluso con las innumerables restricciones macroeconómicas por las que ha pasado (Behring, 2008), que se mantuvo como responsable del 36% del aumento de la renta del trabajo. 6- Un resultado de ese cambio fue la expansión del mercado interno y el impulso al llamado “ciclo virtuoso de crecimiento”, incluso en la crisis que llegó con fuerza en 2009 con impacto en el PIB, pero que fue administrada con fuertes aportes al capital financiero y al agronegocio, pero también por el impulso al consumo interno. Fueron activados mecanismos de renuncia fiscal, por ejemplo, el IPI (Impuesto al Producto Importado) para la industria automovilística y de electrodomésticos, y mecanismos del PAC (Programa de Aceleración del Crecimiento) (Behring et alii, 2010). Según datos sistematizados a partir de la PNAD 2011 por Boschetti (2013), los pobres con ingreso per cápita de R$ 140 pasaron de 24% de la población brasilera, en 2000, a 10,2%, en 2011, siendo el crecimiento de la renta per cápita del 10% más rico de 16,6%, y del 10 % más pobre, de 91,2%. No queda duda de que fueron cambios relevantes, significativos y deseables, pues suscitaron necesidades, ampliaron las fronteras materiales de la clase trabajadora, incidieron sobre la indiferencia y la invisibilidad de amplios segmentos de la población brasilera. Pero, ¿cómo interpretarlos?
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=