Neoliberalismo, neodesarrollismo y socialismo bolivariano
198 “Programa de Publicización”. Otro aspecto es la forma tecnocrática y antidemocrática de conducción, que se expresa por la dificultad de convivir con el debate y la crítica, dentro de arenas donde están presentes sujetos colectivos organizados. El recurso reiterado a las Medidas Provisorias creó un ambiente donde la democracia fue casi retórica. 2. ¿Un freno “neodesarrollista” y el giro hacia reformas en Brasil? Sustentaremos la hipótesis de que hubo en el Brasil de los gobiernos petistas (del Partido de los Trabajadores, PT) desplazamientos en relación a las orientaciones neoliberales más duras del Consenso de Washington, implementadas en los años 90, y además plenamente realizadas. Para contener los impactos más deletéreos y explosivos de las políticas neoliberales desencadenadas, y acompañando los desplazamientos internos en los núcleos formuladores de aquellas orientaciones (por ejemplo, Joseph Stiglitz y Amarthia Sen), así como respondiendo a las presiones de la crisis del capital en su momento más agudo, marcadamente a partir de 2008, se produjeron cambios en Brasil, inducidos por el Estado. Pero estas no permiten deducir que entramos en un pos-neoliberalismo o en un ambiente reformista, aunque sea un “reformismo débil”, como concluye el trabajo de Singer (2012). Sí hubo, de acuerdo a este autor, una sacudida en el puntero que podría indicar un sentido reformista en aspectos de las políticas en curso, no hubo una ruptura con elementos centrales de aquella agenda, sea en el campo de la política económica sea destacadamente en el campo de la política social. En ese contexto, las tesis del “ neodesarrollismo” y de la nueva clase media (abordaje considerado por Pochmann (2012) como inconsistente, rudimentario y tendencioso) fueron los mitos brasileros que cimentaron ideológicamente la hegemonía de aquel proyecto, que tuvo en el Estado su dínamo. La economía política singular de la era Lula, que tuvo continuidad en líneas generales con Dilma, engendró impactos materiales intensos sobre la vida de los que vivían en pobreza extrema o absoluta, aunque no por la vía de la expansión de los derechos universales, lo que implicaría reformas efectivas. Pero favoreció en proporciones mucho mayores a los ricos, con atención especial al agronegocio y al capital portador de intereses, además de atraer capital extranjero hacia el nuevo Eldorado brasilero. El desplazamiento del Estado brasilero puede ser identificado en los siguientes procesos: 1- Si entre 1981 y 2003 hubo tendencia de caída del peso del ingreso del trabajo en la renta nacional – de 23% -, entre 2004 y 2010 el peso del ingreso del trabajo subió en 14,8%, mientras que el de la propiedad decreció, retornando a la relación que existía entre esas dos medidas antes del Plan Real, aunque sus orientaciones macroeconómicas se hayan mantenido, pero no llegando a la relación existente en los inicios de los años 80. Así, si en 1995 el peso del ingreso del salario sobre el PIB era de 35,2%, en 2009 llegaba a 35,1%, o sea, casi igual, pero que muestra
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