Neoliberalismo, neodesarrollismo y socialismo bolivariano
182 4. Reflexiones finales: neodesarrollismo y neoliberalismo ¿dos caras de la misma moneda? Al retomar algunas de las cuestiones planteadas y los hallazgos en los discursos de Lula-Dilma y Bachelet-Piñera para el período 2003-2013, podemos señalar que las divergencias a nivel ideológico –en las dimensiones política, social y económica- son leves y se diluyen, existiendo convergencias y continuidades entre ambos países. Lo anterior hace pensar que el neodesarrollismo no es precisamente una apuesta de desarrollo alternativo al neoliberalismo, pues el eje ideológico se centra en la estabilidad macroeconómica, control de la inflación y el crecimiento, donde el Estado (con las particularidades de cada región) se pone a disposición de esta tarea y enfrenta –mediante políticas sociales de protección social o compensatorias- las consecuencias desfavorables del proceder del mercado, para aquellos sectores de la sociedad que no logran incorporarse adecuadamente o mejorar sus condiciones de vida por esta vía. Los puntos de convergencias en las dimensiones social, política y económica, que dan forma a la visión ideológica de estos gobiernos, son mayores que aquellos divergentes, tanto entre los gobiernos del mismo país, como entre ellos. Sin embargo, existe mucha más cercanía entre los discursos de Lula, Dilma y Bachelet que, de Piñera con ellos, pero en general, todos tienden a converger más que a distanciarse. Respecto de la dimensión política vemos convergencias en lo que refiere a la necesidad de generar un pacto social o alianza de clases, que entregue estabilidad política a los gobiernos, en el plano social y económico. Así, adquiere importancia perfeccionar la institucionalidad democrática, la transparencia e incorporar la gestión participativa de políticas, como parte de los lineamientos de los Estados y gobiernos. El discurso de Piñera, aun coincidiendo en todo lo anterior, tiende a distanciarse en el punto en que explicita -con mayor claridad- los valores de libertad y esfuerzo personal, en una lógica más individual que colectiva. La dimensión económica tiende a ser de corte más neoliberal en todos los gobiernos. Las políticas impulsadas mantienen la matriz productiva primaria exportadora (agronegocios, bioenergía, cobre, agropecuario), a pesar que los gobiernos señalan la necesidad de otorgar a los productos exportados mayor valor agregado con innovación derivada de la alianza público-privado. El Estado, adquiere un rol en la dimensión económica, pues posibilita las condiciones para el desenvolvimiento del mercado y regula las políticas económicas, lejos de incentivar el desarrollo de la industria nacional (para el caso del neodesarrollismo). En ese sentido, ambos países y sus gobiernos no rompen con la condición de economías dependientes, a nivel de la economía mundial y es fuertemente su convergencia en esta dimensión. En la dimensión social , todos los gobiernos coinciden, aún con matices. El Estado es el gran protagonista en la generación de políticas públicas/sociales integrales/integradas destinadas a la superación de la extrema pobreza, bajo una lógica de equidad y garantía de derechos. En Brasil
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