Neoliberalismo, neodesarrollismo y socialismo bolivariano
180 La concepción que nosotros le hemos dado al sistema de protección social no es la idea de asistencialismo, si no es centralmente la idea de que las personas son dignas y tienen derechos que el Estado debe garantizar (...) Derechos sociales, derechos económicos, derechos políticos, derechos deportivos y, también, el derecho a la cultura, porque nos parece que eso es central para que las personas podamos ser más felices y vivir de mejor manera nuestras vidas (Bachelet, 2010: 118, 311-312). En Piñera, se observa que una de las diferencias ideológicas, es la centralidad que le otorga a los principios de libertad y esfuerzo personal como rectores de las políticas sociales. Si bien es una visión que podría entenderse como autonomía, ella se desdibuja en la medida en que esta libertad se expresa en un contexto donde se cree que el mercado resuelve las condiciones de vida de las personas si es que éstas se esfuerzan. Para aquellos casos en que se mantienen en situación social de pobreza, es el Estado quien debe auxiliar o subsidiar mediante mecanismos que eviten la dependencia y promuevan incentivos individuales: En la visión del Gobierno, un principio fundamental es la libertad y la responsabilidad de las personas. Desde esta perspectiva, son ellas mismas quienes deben tomar las decisiones y elegir el rumbo que quieren dar a sus vidas (…) De esta forma, el Estado ayuda a todas las familias vulnerables. Pero ayuda más a aquellas familias que más se esfuerzan, con incentivos para la superación y no la dependencia (Ministerio de Desarrollo Social, 2013: 1-13). Se torna visible que Piñera reafirma los principios rectores del orden de mercado imperante. En esta línea, el tema de la desigualdad se aborda desde la necesidad de solucionar externalidades negativas para la sociedad chilena, y que peligrosamente pueden desembocar en un problema de cohesión social: Y, por tanto, están pidiendo una sociedad más justa, una sociedad más igualitaria, con menos desigualdades, con mayor igualdad de oportunidades, porque las desigualdades que vivimos en Chile son excesivas, y yo siento que son inmorales, porque están atentando contra lo que es la esencia de una sociedad, que es su cohesión y su armonía interna. Y se han hecho intolerables. Y eso la gente lo está expresando con mucha fuerza (Piñera, 2011). A partir de todo lo expuesto concluimos que existen sintonías discursivas, en la dimensión ideológica entre ambos presidentes. Destacan la prioridad por el crecimiento, las políticas macroeconómicas, la matriz productiva, los acuerdos internacionales, el Estado como un ente que debe evitar que los sectores desprotegidos queden al arbitrio del mercado. Por ejemplo, Bachelet poniendo el énfasis en la ciudadanía y los derechos, y
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