Neoliberalismo, neodesarrollismo y socialismo bolivariano
179 dinámica de mercado, supliendo sus carencias -de ser necesario- y garantizando beneficios sociales para la población (no obtenidos del mercado): El Estado, tiene que ser lo suficientemente fuerte, para no obstaculizar la tarea de los privados (…) para garantizar beneficios sociales (...) Porque al mercado no le importa la gente, o no es su tarea, y no le corresponde al mercado asegurar beneficios sociales, pero sí al Estado. (...) Los grandes temas a resolver se discutirán en el seno del Estado, en su capacidad de regular, incentivar, promover y fiscalizar. Es en este Estado moderno, eficiente, dinámico, donde está la clave de la solución de los grandes temas de nuestra sociedad (Bachelet, 2008: 297-405). Piñera le otorga al Estado la función de generar las oportunidades para que las personas por sí mismas sean capaces de alcanzar sus objetivos, es decir, un Estado atento y responsable de generar condiciones para ello, Por su parte, el Estado es el responsable de entregar las herramientas necesarias (…) es el encargado de ʽ emparejar la cancha ʼ , de entregar el apoyo y la asistencia, cuando ésta se requiera, pero por, sobre todo, debe procurar la generación de oportunidades para que las personas sean las protagonistas de sus vidas y alcancen sus objetivos por sí mismas (Ministerio de Desarrollo Social, 2013: 1). A su vez, se asume que el Estado arriesga en sus injerencias la creación de lazos de dependencia, por lo que sus acciones deben ser cautelosas frente a ese peligro: Nosotros entendemos que esa red de protección social, en un país con las brutales desigualdades que existen (…) tiene que estar ahí firme, eficaz y oportuna. Pero no debe ser una telaraña que capture o atrape para siempre en una dependencia o un asistencialismo, sino que tiene que ser una red que, junto con entregar seguridad, también entregue oportunidades para que la gente pueda superar la situación de pobreza, en una alianza estratégica, su propio esfuerzo, más el compromiso y la ayuda del Estado (Piñera, 2011). Por otro lado, ambos gobiernos apelan a la noción de protección social y que constituyó el sello de la gestión de Bachelet, no menos importante en Piñera. Sin embargo, en las particularidades del significado e implementación en este ámbito, se expresan algunas de las diferencias entre ambos gobiernos. En Bachelet se evidencia una tensión entre la implementación de una política subsidiaria (con rasgos aún de focalización) a través del aumento de subsidios, becas, bonos y créditos, licitaciones y concesiones para emprender modernizaciones o infraestructura desde el sector privado, y el ideario político ideológico de promover una política universalista, a través de derechos garantizados y un enfoque de desarrollo humano,
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