Neoliberalismo, neodesarrollismo y socialismo bolivariano
175 anterior en vista de disminuir las desigualdades y discriminaciones que aún persisten en la sociedad chilena y el mundo. Esta concepción política se hizo más explícita a partir del año 2008: “Con orgullo decimos al mundo que los progresistas estaremos en la primera línea de los desafíos gigantescos que enfrenta el planeta, colocando la mira de equidad, de progreso, de libertad, la mirada de lo público, la mirada de la justicia social” (Bachelet, 2010: 412). El mandato de Bachelet también se caracterizaría como un “gobierno ciudadano”, cercano y al servicio de las personas, en tanto insumo para la gestión del Estado y la creación de políticas públicas contextualizadas a las necesidades de los chilenos y chilenas: “Es necesario apuntar hacia un proceso continuo de participación ciudadana que vaya desde lo informativo hasta lo deliberativo (...)” (Bachelet, 2007: 21). La noción de Estado es la de un Estado robusto y al servicio de las personas, y garantizador de derechos sociales. Además, se revisan las medidas que deben ser aplicadas hacia la modernización y racionalización del aparato ejecutivo, de manera de hacerlo más eficiente en su gestión a favor de las necesidades de la ciudadanía y de los sectores más pobres: Corresponde al Estado proteger la identidad y los valores del país, apoyar a los más pobres, garantizar la convivencia ciudadana, suplir las carencias del mercado, crear y garantizar el derecho a la educación, la salud y la previsión. Para esto no basta con que las instituciones públicas actúen con transparencia, también se requiere que lo hagan con eficacia, aprovechando al máximo sus recursos para lograr los objetivos (Bachelet, 2005: 74). Lo señalado por Bachelet se distancia en ciertos aspectos del discurso de Piñera, pues este alude a un Estado que “nivela la cancha” y no interfiere con el mercado, promueve la competitividad en la medida que entrega herramientas para que cada persona supere su situación de pobreza. Los valores de esfuerzo y libertad individual, deben ser cuidados y respetados en la sociedad, como garantía para alcanzar el desarrollo: “Para que Chile sea un país desarrollado antes de que termine esta década no basta con conducir responsablemente las cifras macroeconómicas y promover el empleo. La clave está en la libertad, el fomento de la creatividad individual, la competencia y el emprendimiento” (Piñera, citado en Blumel et., 2014: 126). Para Piñera, la injerencia estatal no posee un foco en el bienestar, sino en la inversión para el desarrollo, principalmente en el ámbito educativo: Yo quisiera decir también que durante mucho tiempo pensábamos que los viejos pilares del desarrollo eran suficientes: una democracia estable, una economía de mercado con equilibrios macroeconómicos. Yo quiero afirmar hoy día que eso es absolutamente necesario, pero totalmente insuficiente. Tenemos que construir los nuevos pilares... entre ellos están, en primer lugar, mejorar la calidad de la educación, de la educación formal, preescolar, escolar y superior, y también de la educación no formal, que es la capacitación (Piñera, 2011).
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