Sobre cultura popular : itinerario de concepciones operantes
13 primera protesta (15) — y el modo en que ésta fue recogida por la pr en sa— documenta una participación masiva en la que predominan rasgos lúdicos y carnavalescos. Más allá de su instrumentalidad política (y de su éxito o fracaso en e sa lógica) la protesta implica una abolición de las normas, del discip li na mi ent o, una ruptura del silencio, del miedo, una conquista de espacios públicos, y de zonas vedadas de la s o c i ab il id ad ;' ' ,Es cierto que en la lógica de la eficacia política se trata de transgresiones transitorias, después de las cuales no queda sino regresar a las estructuras cotidia nas que reproducen el orden establecido. Pero no es un re greso con las manos vacías, puesto que en el plano simbólico- afectivo lo que ocurre una vez al año — como el carnaval en la Edad M e d i a — sigue funcionando los 354 días restantes (16). Esta apertura a otra matriz implica, en cuapto a cultura po pular, extender la mirada desde el boletín poblacional hasta el horóscopo y el melodrama, prestar atención tanto a las di mensiones instrumentales de las prácticas sociales (universo ideológico-político) como a sus dimensiones expresivas (uni verso simbólico afectivo). Implica tojnb.ién el término de Li na bipolaridad excluyente entre cultura popular y cultura de masas. En este sentido, sin embargo, no puede hablarse to davía de un cambio radical de paradigma, más bien se trata (15) Véase Paulina Gutiérrez, Giselle Munizaga, Pablo Ortíz y Alfredo Riquelme: La pro testa nacional en la ciudad y en la prensa. Documento CENECA, 1983. (16) Hijail Batjin: La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento. Barcelona, 1970. Batjin muestra coro esta festividad mediaval a pesar de ser sole una huida provisional de los moldes de la vida ordinaria — vale decir oficial— tuvo sin em bargo una importancia decisiva en la constitución de la conciencia popular de la época. En el plano simbólico-afectivo "lo único" y "lo excepcional" parece tener mucho mayor efecto que lo que se repite. Esta dimensión podría explicar también el fracaso de las protestas en Chile cuando se hicieron habituales y cuando no contar ron con una participación mayoritaria.
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