Aluviones y resiliencia en Atacama: construyendo saberes sobre riesgos y desastres

Aluviones y resiliencia de Atacama. Construyendo saberes sobre riesgos y desastres 88 4. Conclusiones Chañaral ha sido afectada varias veces por inundaciones y aluviones, registrados desde el siglo XIX, periodo en el cual las crónicas son más escasas, y especialmente desde el siglo XX hasta inicios del presente siglo XXI, cuando ya se tiene una fuente de información en forma de crónicas más regulares a partir de las ediciones de los periódicos locales y regionales. La mayoría de los episodios de inundación o aluvión han ocurrido durante la época de otoño- invierno, a excepción de aquellos ocurridos durante y hacia fines de la temporada estival, como en 1972 y 2015, respectivamente. Estos dos últimos casos estuvieron además asociados a fuertes precipitaciones y altas temperaturas atmosféricas en la precordillera, lo que generó crecidas y aluviones inusualmente intensos por el río Salado, siendo el de 2015 el episodio más severo y devastador de toda su historia. Durante la segunda mitad del siglo XIX, se destaca la ocurrencia de un episodio aluvial importante en 1877, concomitantemente con uno de los eventos El Niño más intensos del registro histórico global, al cual habrían seguido una serie de episodios aluviales con crecidas e inundaciones de distinta magnitud a lo largo del río Salado en 1878, ‘79, ‘83, ‘86, ’88, ‘90, ‘94, ‘97 y ‘98. Durante el siglo XX, crecidas e inundaciones de distinta intensidad por este río, con cantidades variables de arrastre de piedras y lodo, aunque menores que en 2015, se informan también para los años 1900, 1904, 1905, 1929, 1930, 1940, 1946, 1983, 1987, 1991, 1997 y 2017. El registro evidencia que Chañaral, así como otras localidades de la región de Atacama, está amenazada tanto por crecidas, inundaciones y aluviones desde el río Salado, como también a partir de las quebradas costeras que drenan la Cordillera de la Costa inmediatamente aledaña, principalmente las de Conchuelas y Cabritos, las cuales, durante el siglo XX, han generado alu- viones claramente en 1905, 1930, 1991 y 2017, e inundaciones, o por lo menos algún grado de esco- rrentía aunque no necesariamente un aluvión, en 1929, posiblemente en 1940, 1983, 1987 y 1997. La comparación con los índices de variabilidad océano-climática a escala del Océano Pa- cífico, muestra que casi todos los eventos, a excepción del año 1929, ocurrieron concomitante- mente con condiciones El Niño a escala interanual, ya sea al inicio o en su fase de desarrollo, y la mayor parte durante condiciones tipo-El Niño a escala decenal. En casi todos los casos las lluvias intensas que generaron los episodios aluviales ocurrieron concomitantemente con tem- peraturas más altas que el promedio en la superficie del océano frente a América del Sur, lo que favorece la convección y el desarrollo de las tormentas. Dado lo anterior, y en el marco del calen- tamiento sostenido que ha experimentado el océano global durante el siglo XX e inicios del XXI, sería posible esperar un recrudecimiento de este tipo de eventos en la cuenca del río Salado y en Atacama en general. A partir del registro histórico, junto con el reconocimiento de campo realizado en forma inmediatamente posterior a los episodios de 2015 y 2017, en particular, es posible desprender as- pectos más allá de los puramente meteorológicos y geológicos, en cuanto al impacto, desarrollo y manejo de las emergencias, que se pueden resumir en los siguientes: • Las zonas afectadas parecen ser las mismas, es decir, principalmente el eje y las riberas cercanas al río Salado y la parte baja del casco histórico de la ciudad de Chañaral, en particular la calle Merino Jarpa y la costanera hacia el sur e inmediatamente al norte de la desembocadura de esta quebrada, así como la desembocadura y hacia aguas abajo de

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