Aluviones y resiliencia en Atacama: construyendo saberes sobre riesgos y desastres

Aluviones y resiliencia de Atacama. Construyendo saberes sobre riesgos y desastres 332 de los pasivos ambientales es un elemento que agrava el riesgo de la zona, configurando un escenario de multi-amenazas para los habitantes de la región. 4.4. Sugerencias sectoriales: sobre el contenido de las alertas, el rol de la escuela en la contención psicosocial de las comunidades afectadas, la perspectiva de género en los planes de reconstrucción y los desafíos en temas habitacionales y de planificación territorial. Sobre el contenido de las alertas Como se mencionó anteriormente, se recomienda que las alertas no sólo entreguen informa- ción sobre las características del evento, sino que precisen cómo dicho evento se materializará en las zonas afectadas. Esta sugerencia implica importantes desafíos, tanto de carácter técnico como de preparación de estrategias de comunicación del riesgo, puesto que la precisión de la información no tiene en absoluto como fin la generación de pánico en la población, sino más bien la entrega de antecedentes para la toma de decisiones asertivas por las autoridades y el au- tocuidado de las personas más vulnerables, de tal manera que éstas últimas sean consideradas como actores relevantes de los procesos y no como potenciales víctimas pasivas, objetos de la gestión de la emergencia. Cabe recordar que el desastre del 25Mprovocó la muerte de 31 personas y 16 desaparecidos (Comité Científica Técnico, 2015, p. 6), lo que refuerza la necesidad en la mejora de emisión de alertas así como el contenido de las mismas (localización de lugares seguros y evacuación de zonas de alto riesgo, posibles alcances, etc.). Con respecto a esta recomendación, se quiere hacer un alcance para la inclusión de personas con capacidades diferentes así como para extranjeros presentes en las zonas de riesgo. Es necesario considerar la accesibilidad a la información, sobre todo durante la emergencia, de personas en situaciones de sordera, ceguera, baja movilidad u otros, y además considerar que Chile se ha transformado en un polo tanto de inmigración como de turismo, por lo que la información debe ser comprensible para población extranjera. Sin em- bargo, y haciendo una relación con las sugerencias anteriores, la precisión y efectividad de las alertas dependerá sobre todo de la investigación previa sobre riesgos presentes en la zona, así como de la preparación de la población local por medio de campañas educativas, relevar los sa- beres locales y realizar regularmente ejercicios de simulacros 42 . Sobre el rol de las escuelas en el trabajo psicosocial de las comunidades afectadas. Como se ha señalado en lo referente a la vulnerabilidad educativa, cultural e ideológica, espe- cialmente en el trabajo sobre escuelas de Pérez et al. (2018), las comunidades educativas son de vital importancia en el proceso de rehabilitación, aprendizaje del riesgo y reconstrucción post- catástrofe. Lo anterior no sólo por el trabajo de cuidado de los niños sino porque se constituyen como centros sociales, que reúnen a una comunidad local en torno a la comunidad educativa (docentes, estudiantes, familias y cuidadores). Por ello, se recomienda evitar el constante uso de las instalaciones de escuelas y liceos como albergues o refugios, y más bien entregar tiempo y herramientas a las comunidades escolares para procesar la experiencia del desastre, aprender 42 Sobre este punto, cabe destacar que la Oficina Nacional de Emergencias cuenta con un calendario de simu- lacros dentro de su programa “Chile Preparado”. Para mayores antecedentes, se puede consultar el siguiente enlace: http://www.onemi.cl/simulacros/

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=