Aluviones y resiliencia en Atacama: construyendo saberes sobre riesgos y desastres

Aluviones y resiliencia de Atacama. Construyendo saberes sobre riesgos y desastres 308 Para un cuarto de las personas entrevistadas este conocimiento les fue de utilidad. Sin em- bargo, aproximadamente dos tercios de los entrevistados, aludieron que no les fue útil, debido específicamente a que la magnitud del evento excedió en grandes proporciones lo experimen- tado en eventos pasados o que para aquellos que habían experimentado eventos similares, esto había sucedido en la niñez. “Nunca se pensó que podía pasar algo de esta envergadura, los aluviones anteriores no fueron tan desastrosos, hicieron daño, rompieron las casas igual, pero no murió gente” (Hombre, 51 años, Diego de Almagro). “Nunca fue tan importante, porque como uno no lo conocía, entonces como que no… no lo dimensionaba y jamás pensó que podía ocurrir” (Hombre, 46 años, Chañaral). Algunas de las personas entrevistadas afirmaron poseer conocimiento de vivir en zona de riesgos, debido a haber sido afectadas en el pasado y en más de una ocasión, ya sea con referencia a episodios recientes, como también a eventos de larga data. Sin embargo, también mencionan que aún residen en el mismo lugar o vivienda. “Siempre éramos los más afectados, porque siempre el agua llegó a la mitad de la casa, el barro en ese tiempo era borra, era puro concentrado en realidad” (Mujer, 46 años, Diego de Almagro). Cabe señalar que un entrevistado indicó haber investigado respecto a la historia local, averiguando que hace 100 años hubo un aluvión con la fuerza del ocurrido el 25M, de una des- cripción similar, pero al no haber poblaciones cercanas al río no afectó de la misma forma. Esto se relaciona con comentarios expresados por otras personas entrevistadas, quienes afirmaban que se le estaba quitando espacio al río instalando poblaciones en las cercanías de éste o incluso en el mismo cauce (Figura 8), reflexionando y cuestionándose sobre el lugar donde estaban vi- viendo, y por lo tanto, “saber que las vidas que se perdieron fueron por falla humana”. “También hay registros históricos de que los aluviones son parte de la historia de Chañaral, pero no en las dimensiones que se vio ahora” (Hombre, 46 años, Chañaral). Un análisis que deriva de lo anterior es que, a pesar de poseer el conocimiento de vivir en una zona de alto riesgo, información que los gobiernos locales también deberían disponer como parte de las zonificaciones de riesgo, estos lugares, en general, siguen siendo ocupados por los mismos habitantes que sufren una y otra vez las consecuencia de este tipo de eventos, o por nuevas familias que buscan un lugar para habitar. Relacionado a esto, emerge la discusión respecto de la complejidad social y política, debido a que el instrumento de mayor efectividad en la prevención de desastres, es la planificación y ordenamiento territorial, donde se incluya la componente de desastres, y de esa manera evitar que las poblaciones estén expuestas en zonas de riesgo. Esta complejidad se expresa por ejemplo, en que los desastres sean o no un tema prio- ritario para el Estado o en la transversalidad de la temática de los desastres naturales, por lo que no solo pueden ser trabajados desde este ámbito de la política pública, sino también debe ser integrado a otros ámbitos de la política pública, siendo uno de los más relevantes las políticas

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