Aluviones y resiliencia en Atacama: construyendo saberes sobre riesgos y desastres

Aluviones y resiliencia de Atacama. Construyendo saberes sobre riesgos y desastres 296 Organizaciones No Gubernamentales (ONG). Esta información puede haber sido recibida por distintos medios de transmisión, que incluyen, entre otras, la entrega en forma verbal directa (por parte de organismos de gobierno o vecinos) y por medios de comunicación. El nodo de conocimiento abarca, por una parte el conocimiento tradicional/ancestral que incluye respuestas de los entrevistados que hicieron referencia a aquellos saberes acumulados y transmitidos a través de las generaciones y que se van actualizando para adaptarse a los cambios de su entorno (Lara & Vides-Almonacid, 2014). Por otra parte, este nodo incluyó el conocimiento experiencial/local que abarcó conocimientos relacionados a la propia experiencia, entendido como aquél que emerge de un proceso de creación de conocimiento a través de la exposición a un desastre y de la práctica, incluyendo el “aprender haciendo” (Armitage,Marschke, & Plummer, 2008:3). Es en esta exposición a los desastres donde los individuos aprenden o adquieren conocimientos a través de la experiencia de cómo enfrentar o vivir un desastre, lo que a su vez aporta en el entendimiento y conciencia de la amenaza y del riesgo (Gopalakrishnan & Okada, 2007; O’Brien, O’Keefe, Gadema, & Swords, 2010; Tompkins, 2005). Se incluyó, por ejemplo, los conocimientos adquiridos en vivencias de acontecimientos como aluviones, inundaciones, desbordes o similares antes del aluvión del 25M. Lo anterior se complementó con el saber local, el cual hace referencia a los saberes y las habilidades que han sido desarrollados por los individuos en su interacción con el medio ambiente (UNESCO, 2016). 2.1 ¿Fue la inf ormación recibida por los damnificados, suficiente, útil y oportuna? Qué, cómo y quiénes entregaron información a la comunidad La totalidad de las personas entrevistadas respondieron no haber recibido información, de nin- guna fuente sobre la amenaza a la que estaban expuestos, ni relacionada a la preparación para enfrentar el desastres, ya sea de actores formales o informales asociados a la gestión de desas- tres o que participan activamente en ella (ver Tabla 2. Sin embargo, para la etapa de preparación existe una contradicción, ya que aunque ningún entrevistado declaró haber recibido informa- ción, luego tres de ellos ahondaron en la utilidad de la misma. De manera similar ocurre para el caso de la etapa de emergencia, dónde solo 11 entrevistados afirman haber recibido información, pero luego, durante el resto de la entrevista un mayor número de ellos mencionaron que esta información fue entregada de forma oportuna y les fue de utilidad. Respecto de la amenaza, los entrevistados, sin excepción, indicaron no haber recibido in- formación en cuanto a estar emplazados en una zona donde existiera la posibilidad de sufrir daños por lluvia, aluviones, desborde de río o similares. Según los entrevistados, no se entregó información específica respecto de que su hogar o lugar de trabajo estaba ubicado en una zona de riesgo de este tipo, o bien, que podría ocurrir un desastre de la magnitud del 25M (Figura 1). “Nunca recibimos información detallada, así como ‘tengan cuidado cuando llueva’ o ‘puede venirse un aluvión’.” (Hombre, 25 años, Chañaral) Las respuestas declaradas por los entrevistados, respecto a la amenaza y la etapa de pre- paración, no se centraron en desastres relacionados a lluvias extremas, sino exclusivamente en terremotos y tsunami (esto último solo para el caso de Chañaral), a pesar de que las preguntas realizadas incluían de forma clara referencia a lluvias, desborde de río o similares. Es por ello

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