Aluviones y resiliencia en Atacama : construyendo saberes sobre riesgos y desastres
Aluviones y resiliencia de Atacama. Construyendo saberes sobre riesgos y desastres 280 relaciona con la inserción en la vida cotidiana. Precisamente porque en el quehacer cultural, implícito y espontáneo se encuentra buena parte de los impactos de un desastre (Servicio de Salud de Reloncaví, 2016), es ahí donde el accionar cobra más sentido. Las actividades de asesoría potencian la mejora cuando se insertan en las prácticas cotidianas, buscan inmiscuirse en las rutinas escolares y ocupan los espacios compartidos colectivamente. Pasillos y plazas pueden ser entonces los mejores escenarios para el diálogo y la participación. Un cuarto elemento que es particular a las asesorías educativas en situación de desastre se refiere a la inter-generacionalidad. Si se trata de hacer circular recursos y capacidades para hacerlas visibles y aprovechables, tal circulación requiere de la puesta en relación de distintos actores, con diversos tipos y grados de experiencia sobre la vida en el territorio. La escuela goza del privilegio de contar con personas de distintas generaciones y momentos en el ciclo vital, amplificando así los roles dentro de la familia y extendiéndolo al personal docente y no docente. Las acciones, reflexiones y propuestas que habitan un proceso de asesoría pueden invitar a esta diversidad de experiencias con sus propios lenguajes, facilitando espacios de comunicación res- pecto a los propios saberes y expectativas. En situaciones de desastre, este elemento es crucial para transmitir experiencias históricas de desastres u otros riesgos enfrentados previamente en el territorio, que puedan ayudar a la identificación de actuales recursos culturales. Consecuentemente, la consideración de distintas experiencias y saberes demanda el uso de un lenguaje que canalice los significados sobre lo vivido y lo deseado en códigos lingüísticos no verbales. Ello fundamenta el quinto principio de trabajo, cual es el uso de lenguajes artísticos en el ejercicio de las actividades del proyecto. La resignificación constituye el proceso central de ela- boración de la experiencia, ahí donde una situación traumática no ha podido nominar (explicar o significar) lo sucedido (Cyrulnik, 1999). En situaciones de desastre, las condiciones para hablar del evento y del pasado están colmadas de símbolos y narraciones culturalmente aceptadas que muchas veces no le son propios a quienes lo han vivido, sino puestas en el discurso por los me- dios de comunicación, las organizaciones sociales o las instituciones del Estado. Ello disminuye la capacidad de elaborar el trauma, por lo que se sugiere que una asesoría que busque levantar aprendizajes a través de saberes,muchas veces implícitos, proponga un lenguaje de comunicación que permita la expresión no verbal de éstos (Osorio-Parraguez, y Espinoza, 2016), dando así posi- bilidad a quienes ven limitadas sus capacidades de relato oral, ya sea por efecto de la experiencia de desastre o por su lugar históricamente invisibilizado en los discursos dominantes, como lo es el particular caso de niñas y niños (Fundación Superación de la Pobreza [FSP], 2016) Al respecto, el Circo Teatro, como disciplina artística, pero por sobre todo como lugar de desarrollo personal y colectivo, se presenta como una herramienta posible para alimentar de manera coherente y asertiva la intervención social en contexto de desastre o catástrofe. Desde la expresividad y posibilidades del cuerpo, se pueden externalizar y procesar emociones, sensa- ciones y saberes, edificándose como lugar de elaboración y comunicación de experiencias, emo- ciones y conocimientos. El Circo Teatro tiene como pilar fundamental desarrollar un arte escé- nica viva y popular que ocupe los espacios públicos como lugar político y artístico desde el cuál comunicar y compartir contenidos y sensaciones. Es un arte participativo, cercano y corporal, una expresión popular que decide comunicar de manera directa y simple lo que se quiere decir o transmitir a través de sus piezas escénicas. En el caso de desastres, la motivación de las personas por contar lo vivido en carne propia, se convierte en autorrealización cuando se complementa el testimonio con el cuerpo, como una expresión del ser y el estar (Tabla 1).
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