Aluviones y resiliencia en Atacama: construyendo saberes sobre riesgos y desastres

Aluviones y resiliencia de Atacama. Construyendo saberes sobre riesgos y desastres 266 Tabla 1. Aprendizajes y percepciones generadas durante las fases I y II FASE I Aspecto Percepciones y aprendizajes Trabajo relacionado con la variable emocional (terapia narrativa, darse cuenta, aquí y ahora, manejo de estrés y ritual psicológico) En general, se percibió un reconocimiento de la necesidad de hablar con otros acerca de la experiencia personal durante el desastre, especialmente con las compañeras de trabajo, quienes también lo vivieron, pero desde distintas perspectivas. No obstante, la mayoría afirmó que de haberse dado tal espacio en fechas más próximas al aluvión hubiese sido más provechoso en el sentido de estar más preparadas como equipo para recibir a los niños y niñas. Aunque los tiempos de ejecución se posibilitaron sólo meses después del aluvión, esto permitió haber planificado con detalle el trabajo para su presentación e implementación, teniendo en consideración complicaciones particulares de la comunidad, del establecimiento y de las mismas participantes. Así mismo se enfocaron las actividades al reconocimiento y búsqueda de soluciones pertinentes desde la re significación de la vivencia, por ende, desde la explicación y renovación de emociones y sentimientos. Aspectos destacados durante la primera fase Las participantes reconocieron las estrategias como un aporte a su desarrollo integral para enfrentar situaciones adversas en general en las que como educadoras son demandadas a brindar apoyo y orientación a las familias de sus estudiantes, debiendo ser capaces de poder regular emociones como la ansiedad e incertidumbre. Del mismo modo se valora el trabajo en equipo y el desarrollo de comunicación y contención entre ellas mismas. Si bien durante las primeras interacciones se identificó resistencia y desvalorización de la intervención tanto para ellas como para los niños, argumentando que volver a hablar de la experiencia del aluvión significaría afectarse nuevamente, esta respuesta inicial puede ser entendida no como una negación al proceso, sino más bien como un mecanismo protector, tal vez inconsciente, por no sentir que era el momento adecuado y/o por no contar con la herramientas necesarias. No obstante, es interesante mencionar que una semana después de haber iniciado el taller, en Copiapó y Paipote, hubo una breve lluvia, generándose alarma en la población en general; las participantes mencionaron haber reconocido en los niños y niñas expresiones de preocupación y angustia por la posibilidad que ocurriese un nuevo aluvión. A partir de esto las educadoras y técnicas asumieron que aumentaron su disposición a abordar la experiencia vivida para rescatar aspectos positivos individuales y grupales que les permitieran estar preparadas para futuras crisis. Por otro lado, dada la urgencia de atender la re incorporación de los niños y niñas no habían existido espacios para conocer la situación personal de cada una de las compañeras y contar con esa información generó solidaridad entre el grupo y se validó la necesidad del cuidado propio antes de la colaboración en la recuperación de otros, en especial con los niños y las niñas.

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