Aluviones y resiliencia en Atacama: construyendo saberes sobre riesgos y desastres

Aluviones y resiliencia de Atacama. Construyendo saberes sobre riesgos y desastres 242 2.3. Participantes En cuanto a la población podemos señalar que el universo de esta investigación fue la población “Los Pintores de Chile” compuesta por un total de 125 familias, de las cuales se trabajó con una muestra de 22. Fue un muestreo homogéneo que, de, acuerdo a Hernández et al. (2010) tienen unidades que se seleccionan según un mismo perfil o característica o bien comparten rasgos similares, tales como: pertenecer al sector de estudio y que no tengan la intencionalidad de des- plazarse a otro, participación activa en el sector (junta de vecinos, comité de emergencia, club deportivo), interés y voluntad de participar de la investigación (carta de consentimiento). 2.4. Marco Teórico que sustenta la investigación La investigación toma como marco para comprender el fenómeno, cuatro grandes enfoques: el enfoque socio-territorial, el de capital social, el desarrollo local y la teoría de la memoria colec- tiva. El enfoque socio-territorial permite comprender y analizar las relaciones sociales del terri- torio, entendiendo que más allá de un espacio físico, este espacio comprende un espacio social cargado de historia. Se entiende al territorio como una construcción social, lo que exige com- prender y asumir una condición de cambio constante, como plantean Salgado y Aliste (2015), “el desafío de entender este cambio constante también nos va a exigir herramientas que nos puedan ayudar a desarrollar las formas diferentes de aproximarnos a él” (p. 3). En este sentido los actores sociales del territorio son claves. Por una parte, sus propios habitantes, pero también los agentes externos que intervienen en él (instituciones guberna- mentales). Cada uno de ellos con intereses diferentes lo que muchas veces pone al territorio en una permanente disputa y/o conflictos. Más allá de lo ocurrido, la postura de los sujetos es permanecer en su territorio, ya que se trata de algo más que un espacio físico, es un espacio en el que se sienten identificados, tienen un sentido de pertenencia y arraigo por los años de residencia y por las generaciones que han visto crecer. Por otra parte, el capital social como marco para comprender las relaciones sociales en un contexto de desastre. Durston (2000) nos señala que el capital social se puede estimar de dos maneras, el primero es una vía de acceso a recursos que permite lograr beneficios y el segundo es que el capital social reside en las relaciones sociales. Las relaciones entre personas y familias en todos los ámbitos de la vida cotidiana, denominadas como “instituciones” ya sean religiosas, jurídicas, familiares, entre otras. Estas instituciones, generan estructuras sociales que a la vez dan origen a la interacción entre individuos y la generación de redes de reciprocidad. En cuanto a la propuesta de desarrollo local, conceptualiza al desarrollo no con énfasis en el progreso económico, sino en el desarrollo humano, ecológico, social y cultural de las localidades, considerando como política principal el fomento de la cooperación entre actores que componen un territorio, aportando en la generación de estrategias en beneficio de los actores sociales, po- tenciando recursos y redes para un beneficio en común, posibilitando aperturas a oportunidades de fortalecimiento de lazos, potenciamiento de habilidades y capacidad de resiliencia. Finalmente, desde la teoría de la memoria colectiva, se entiende a la memoria como la rememoración de acontecimientos pasados que se construyen recordando y olvidando aquello que ha marcado la vida de las personas y que forman parte de una conciencia colectiva. Éstas

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