Aluviones y resiliencia en Atacama: construyendo saberes sobre riesgos y desastres

Aluviones y resiliencia de Atacama. Construyendo saberes sobre riesgos y desastres 192 4.3. Cobre El cobre es esencial para mantener buena salud, pero altas dosis pueden ser dañinas. La intoxi- cación aguda se produce por la ingestión de sulfato de cobre en altas cantidades (en el orden de los gramos); se manifiesta en forma de náuseas, vómitos, calambres estomacales, diarreas, sudo- ración, hemólisis intravascular y posible fallo renal; en raras ocasiones se producen convulsiones, coma y muerte. La inhalación de polvos, humos o nieblas de sales de Cu puede causar congestión nasal y de las mucosas y ulceración con perforación del tabique nasal. El cobre es un micronutriente esencial en muy pequeñas cantidades para la utilización del hierro, la formación de tejido conectivo, la pigmentación y la producción energética. Forma par- te de enzimas como la ferrooxidasa, citocromooxidasa, superóxido-dismutasa, aminooxidasas, uricasa, dopamina-beta-hidroxilasa, entre otras. Características toxicodinámicas: mecanismos y acciones tóxicas principales. Por su gran afinidad por ligandos con S o N, forma complejos de coordinación muy estables. Se une a grupos químicos de la hemoglobina y la membrana celular provocando la lisis. Por inhibición de la glu- tatión-reductasa e hiperestimulación de la vía de las hexosas monofosfato depleta el contenido de glutatión, lo cual significa que tiende a favorecer procesos de oxidación en el organismo y antagonizar la acción antioxidante de compuestos propios del organismo (Hansen et al., 2006). También inhibe la respiración celular. La exposición a cobre puede provocar enfermedad hepática granulomatosa, con manifes- tación de granulomas en el tracto portal o cerca de él. La enfermedad hepática típica se conside- ra, por lo general, de poca importancia, sin embargo los granulomas suelen causar hepatomega- lia, necrosis o fibrosis del hígado. Investigaciones recientes sugieren que el cobre favorece en humanos diversas patologías hepáticas y puede contribuir al desarrollo de cirrosis hepática, que han sido observados en au- sencia de factores etiológicos de daño hepático y cirrosis tales como el alcoholismo o la hiper- sensibilidad a medicamentos. Esto ha sido corroborado también en animales de experimenta- ción en los cuales se han demostrado alteraciones hepáticas morfológicas y ultraestructurales post exposición a cobre por vía digestiva (Cisternas et al., 2005). La exposición a cobre estimula la angiogénesis, lo cual facilita la diseminación de metás- tasis en personas portadores de tumores cancerosos. Para graficar el beneficio de tener bajos niveles de cobre plasmático se mencionan los logros obtenidos con tratamientos de quelación en animales de experimentación (Yoo et al., 2012), que al disminuir los niveles de cobre han lo- grado prolongar la sobrevida de animales con cáncer y disminuir la proliferación de metástasis. El cobre es esencial para mantener buena salud, pero altas dosis pueden ser dañinas. La in- toxicación aguda se produce por la ingestión de sulfato de cobre en altas cantidades (en el orden de los gramos); se manifiesta en forma de náuseas, vómitos, calambres estomacales, diarreas, sudoración, hemólisis intravascular y posible fallo renal; en raras ocasiones se producen convul- siones, coma y muerte. La inhalación de polvos, humos o nieblas de sales de Cu puede causar congestión nasal y de las mucosas y ulceración con perforación del tabique nasal.

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