El debate internacional sobre políticas culturales y democracia
59 de status político en el caso de Puerto Rico) como una condición previa y necesaria para encarar los problemas de políticas culturales. Se enhebra así un discurso en que prima la crítica anti-imperialista, la concepción comprometida del arte y la visión redentora de la cultu ra popular de tradición campesina, a la que se percibe -junto con los valores que se gestan en las luchas de liberación- como el sustrato de la futura soberanía cultural. En países como Argentina, Uruguay y Chile, que han expe rimentado gobiernos autoritarios y que han recuperado la democracia o se encuentran en vías de recuperarla, es frecuente la perspectiva bipolar (antes y después de) que recurre a la restauración discursiva de un pasado democrático. Perspectiva ésta que percibe el período de autoritarismo como años de somnolencia e inmovilidad, y a la democracia como instancia revitalizadora. Todas estas posturas conforman un dato ineludible en el momen to de diseñar políticas culturales; como diagnóstico, sin embargo, no están exentas de cierta carga ideológi ca, lo que es explicable dado los contextos históricos específicos en que se gestan. Por lo mismo, para el me diano y largo plazo, es difícil desprender de ellas las pautas de acción más racionales o aconsejables. Las 3 consideraciones que hemos hecho apuntan, en sínte sis, a la necesidad de pensar las políticas culturales tomando en cuenta las condiciones reales en que éstas se van a desenvolver; condiciones de globalización, mun dialización e internacionalización de la economía, la política, las comunicaciones y la cultura, condiciones que en las postrimerías del siglo XX obligan a revisar el parámetro de los estados nacionales, parámetro que hasta hoy ha sido el lecho de Procusto de la reflexión cultural.
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