El debate internacional sobre políticas culturales y democracia
estudio de los medios al estudio de las mediaciones: al análisis de las temporalidades sociales, de las ins^ tituciones y de las diversas matrices culturales. Es ta perspectiva pone de relieve los fenómenos de apro piación diferencial y de recepción activa de los mensa jes comunicacionales y diluye las teorías unidireciona les de dominación o manipulación cultural (tan en boga en la década de los 60) que tendían a percibir a los consumidores como receptáculos inertes y pasivos» Por otra parte la tendencia iluminista a percibir los fenómenos culturales y comunicativos sólo a nivel de una racionalidad instrumental y funcionalista (y en el universo de lo ideológico-político) no tardará en abrirse a otras perspectivas (a lo expresivo, lo lúdi- co, lo festivo, lo emotivo, etc?) a dimensiones vincu ladas a una racionalidad distinta y a un universo sim bólico-afectivo. La apertura a otra matriz implica, en cuanto a políticas culturales, prestar tanta aten - ción a la cultura de masas como a la alta cultura, al melodrama como a la obra clásica» Significa sobre to do prestar atención a la industria cultural, dejando de lado las percepciones demonizantes que tendían a percibirla como un fenómeno intrínsecamente contrario al desarrollo y a la democratización de la cultura. En el plano de las políticas culturales esta óptica permite identificar al mercado y a los empresarios co mo un sector que incide y tiene un rol en la configura ción operante de las políticas culturales. Cabe seña lar por último, que junto con los cambios de enfoque se deja también atrás cierto estilo de reflexión, ca - racterístico de la década de los 60, un estilo que pri vilegiaba lo teórico y lo macro (aparatos ideológicos, dominación y hegemonía, estructuras dominantes, etc») o que cristalizaba a menudo en discursos de carácter denunciativo.
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